Por Mateo Granillo Uno de los objetivos primordiales no sólo del cine, sino de todas las artes es conmover al espectador, provocar una emoción en él. Estudios psicológicos de distintas universidades (sin llegar a ningún consenso), se debaten sobre cuáles son las emociones básicas del ser humano, y cuáles otras se desprenden de éstas. La mayoría de las teorías concluyen que hay seis emociones básicas:
Los distintos géneros cinematográficos apuntan a causar alguna de estas emociones al final de la película. En el caso del género de terror, es obvio que la emoción que pretende provocar es el miedo, aunque en la mayoría de las películas éste es un miedo espontáneo provocado por una sorpresa, y nada más. Una secuencia clásica de terror es en la que un personaje se adentra en una situación peligrosa y se encuentra con falsas alarmas que juegan, también, con el espectador. Esto, le hace pasar de la alerta a la tranquilidad varias veces y, cuando por fin se siente completamente tranquilo, a salvo, un elemento sorpresivo irrumpe súbitamente acompañado de efectos sonoros que hacen saltar al espectador de su asiento. El problema actual de las películas taquilleras de terror es que se conforman con generar un pánico instantáneo, y no en dejar una emoción duradera. En el caso de Voraz, la ópera prima de Julia Ducournau, a pesar de ser considerada una película de terror, no es el miedo la emoción que se pretende generar. Su forma fílmica está diseñada para mezclar emociones, erotismo con asco, comprensión con extrañeza, ternura con incomodidad. El resultado no es miedo, es una sensación constante de incomodidad provocada por imágenes ambivalentes que atraen y repelen al mismo tiempo. Las películas más fuertes y memorables en la historia son aquellas que tienen varios niveles de lectura o interpretación. El primer nivel, siempre es anecdótico y, a través de él, se pueden explorar muchos otros conflictos, y temas subyacentes, mismos que generan un segundo nivel, uno más profundo. En muchos casos, un tema “evidente” sirve para hablar de otro de forma sutil. “Su forma fílmica está diseñada para mezclar emociones, erotismo con asco, comprensión con extrañeza, ternura con incomodidad”En Voraz, el tema de los desórdenes alimenticios sirve para hablar de la comprensión familiar y de la aceptación de la monstruosidad humana. La protagonista del filme, Justine (Garance Marillier), cuyo nombre hace referencia a la famosa novela del Marqués de Sade, entra a una universidad de veterinarios a la mitad de un campo en Francia. En esta universidad, los alumnos experimentados someten a los recién ingresados a una serie de procesos de iniciación que incluyen la ingesta obligada de carne. Justine y su hermana, Alexia (Ella Rumpf), quienes son vegetarianas de familia, quedan muy trastocadas por este evento. Comer carne por primera vez desencadena en ambas hermanas un trastorno caníbal. Más allá del gore o de la repulsión que podemos sentir ante este tema, el canibalismo es el pretexto para llegar a una emoción positiva que es el entendimiento familiar; el reconocimiento de los errores de las personas que amas. Todos los seres humanos tenemos problemas y lados oscuros, todos somos potencialmente asesinos, caníbales, violentos, depresivos, masoquistas, etc. Sin embargo, el amor familiar tiene que trascender estos defectos. Para llegar a amar de verdad a otra persona debemos de comprender, y aceptar sus defectos más grandes. El canibalismo es un tema metafórico en esta película. Necesitamos comer para seguir vivos, consumir para seguir adelante. En esta película, ese consumo es de carne humana, y hay una necesidad de ingerirla para sobrevivir. ¿Nos suena familiar? Buscar alimento es un comportamiento que viene escrito en el código genético de cada especie animal. Todos los animales buscamos satisfacer nuestras necesidades básicas: dormir, alimentarnos y reproducirnos. Veo en esta película de canibalismo, una metáfora del sexo en la sociedad. Comemos personas, las destrozamos, y luego seguimos adelante. Hitchcock dijo que hay que filmar las escenas de amor como si fueran asesinatos, y los asesinatos como si fueran escenas de amor. La propuesta visual de Voraz, crea un mundo de erotismo con continuas comparaciones entre la comida y el sexo, a través de escenas que son bellas y grotescas por igual. El sexo, en la sociedad contemporánea, es comúnmente visto como un “consumo” de personas, una especie de coleccionismo en el que, muchas veces, se utiliza a los demás para cubrir una necesidad, y después seguir adelante. Cada vez priorizamos más el sexo y menos el amor. En esta película, sin embargo, es una familia completa la que tiene que luchar por la comprensión del canibalismo de sus miembros, y que tiene que aprender a amarse a pesar de ello.
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October 2020
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