Por Gustavo Ambrosio Erase una vez un cortometraje del Centro de Capacitación Cinematográfica, dirigido y escrito por Alejandro Iglesias. El corto de corte fantasía, de lo grotesco y de lo magnánimo, lo crítico y sarcástico se presentó en Cannes, Morelia y ganó el Festival Short Shorts, ¿moraleja? Las fábulas tienen su lado oscuro… Contrafábula de una niña disecada es, como dice su nombre, una obra que da la vuelta al enfoque instructivo de la fábula con final feliz y aprendizaje del personaje, una cuasi pieza dramática en la que el personaje pierde todo atisbo de imaginación e inocencia para convertirse en uno más de su familia. La historia, como todas aquellas que apelan a la farsa, se inmiscuye en el mundo simbólico y presenta personajes que se mueven para representar algo, un cuenta cuento sobre una pequeña que cumplirá años y no quiere perder el mundo de fantasía, aun cuando una rama gigante le crece entre la boca , es acaso ¿la verdad? El arco giratorio del personaje principal se dobla donde se tiene que doblar, una vuelta de tuerca que lo regresa a un mundo cruel y despiadado que se ha devorado hasta saciarse cualquier atisbo de decencia o vitalidad. Para acompañar sus ideas reflejadas en un guión bien trabajado, Iglesias pone su cámara donde tiene que ponerla para significar, los planos distorsionados, el arte exagerado y los actores se unifican en un universo, todo en la paleta de colores enrarecida de Pamela Albarrán y que refuerzan la historia ya plasmada. Aún cuando cosas como el caballo blanco que pretende ser un ¿unicornio? O la niña pequeña un ¿hada?, resultan un tanto confusas. Contrafábula de una niña disecada es un ejercicio narrativo interesante por la mezcla de géneros dramáticos y cinematográficos en un corto tiempo. Temas y trazos simbólicos que se visten de fantasía y de un cuento de terror para “hadas” que termina por desmontar la propia fábula en sí y la acerca a una farsa-pieza que hipnotiza con las imágenes allí expuestas.
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October 2020
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