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Voz en off

Cine: reseñas, testimonios y memorias

La supervivencia del arte en el blockbuster

8/9/2017

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Por José Luis Ayala Ramírez
Picture
Dunkirk
Los blockbusters son, actualmente, lo que domina el mercado cinematográfico mundial.  Casi cada fin de semana hay al menos un estreno que cumple las características de un blockbuster, no solo por el tamaño de su inversión y producción, sino porque está dirigido al gran público, generalmente es cine hecho para todas las edades, con el fin de que las casas productoras recuperen la inversión y generen millones de dólares en taquilla.

 Muy difícilmente se podrán encontrar elementos verdaderamente artísticos en esas producciones. Sólo historias condescendientes, repetitivas, poco atrevidas, con una artillería visual que basa todo su despliegue en efectos por computadora.
Christopher Nolan continúa siendo uno de los pocos directores de grandes producciones que aún respetan los valores cinematográficos en su obra, así se ha mantenido desde su trilogía de Batman: The Dark Knight; en su obra onírica Inception y hasta en su aventura espacial Interstellar.

Cada proyecto pareciera ser más ambicioso que el anterior; lo que ha causado que se le tache de pretencioso, por eso cada estreno de este director pareciera generar las más grandes expectativas y su nueva película Dunkirk no es la excepción.  Un relato bélico acerca de la Operación Dinamo que tenía por objetivo evacuar a 400 mil soldados ingleses de playas francesas para llevarlos a su país durante la invasión alemana a Francia en la Segunda Guerra Mundial.

El regreso a casa es un tema recurrente dentro de la filmografía de Nolan. En Inception el personaje de Leonardo Di Caprio decide ejecutar una última misión que le permita regresar a lado de sus hijos, mientras que en Interstellar el protagonista es un piloto que se embarca en una travesía espacial para salvar a la humanidad para luego regresar a casa con sus hijos.

En Dunkirk se vuelve a crear esta necesidad de sentirse a salvo, de regresar a casa, pero esta vez no centrado en un solo personaje sino en prácticamente todos los que aparecen en pantalla, un ejército derrotado, diezmado, aniquilado, cuya única posibilidad de sobrevivir es regresar a través de barcos de guerra o turísticos a merced de bombarderos  y submarinos.

La supervivencia es el tema principal de Dunkirk, por lo que en su objetivo de crear una experiencia que imite los efectos de esa agonía, de esa angustia cuando te sabes próximo a la muerte, Nolan utiliza toda la artillería a su alcance para la realización de esta épica bélica. El ritmo que imprime calca los efectos de esas sensaciones a través de tres temporalidades que se fusionan en un montaje que maneja las líneas narrativas a conveniencia del realizador.  Dilataciones que se combinan con la inquietante banda sonora de Hans Zimmer.

El guion de Nolan no pretende centrarse en los personajes, en su historia, sino en la supervivencia en una escala masiva, por ello cambia los diálogos por los silenciosos angustiosos, evita el melodrama para enfocarse en la tensión como si se tratara de un clímax continuo. Solo existe espacio para la reflexión en el epílogo, que podría sentirse como el tramo menos coherente de la trama, pero el más “nolaniano” de todo el metraje, con esa voz en off hablando al espectador mientras que las imágenes de las tres líneas temporales se unen en una catarsis ciertamente patriótica.

Dunkirk está más próxima a la ejecución de la guerra física; que tenía su cumbre hasta entonces en Rescatando al soldado Ryan de Spielberg, que en la cavilación del conflicto como lo hiciera Malick en La delgada línea roja.  Nolan es afín al resto de su filmografía reproduciendo con su última obra un ejercicio de creación cinematográfica pura que se eleva por encima de los blockbuster actuales. Probablemente no sea la mejor película de su autor, pero si es la mejor realizada en términos audiovisuales, toda una experiencia en la pantalla grande.


José Luis Ayala Ramírez (Ciudad de México, 1988)
Licenciado en Comunicación, co fundador y columnista de la sección de Cine en la Revista Alegato, además escribe para la página web Konexión y la revista hidalguense bimestral Id.mx. Su película favorita es Million Dollar Baby, admira el guión de Testigo de cargo de Billy Wilder y sus musas actorales son Bette Davis y Meryl Streep.
@ayala1788

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