Por Gustavo Ambrosio Seamos sinceros, son pocas las películas norteamericanas que desnudan por completo el llamado “sueño americano”, por más críticas, burlonas o “contestatarias”, siempre existirá el dejo moral de que siempre habrá un estadunidense bueno, sobre todo en la cúpula del poder. Este año, atípico por cierto, hubo dos películas con guiones sólidos y con una fuerza destructiva capaz de dejar la codicia, la hipocresía, la banalidad y la estupidez de la cultura del “éxito” de occidente al descubierto; una sin duda es En primera plana (Spotlight) de Thomas Mc Carthy y la segunda por supuesto La gran apuesta (The big short) de Adam Mc Kay. En La gran apuesta podemos ver un ejercicio coral de personajes que nos muestran quiénes se beneficiaron del derrumbe de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos allá por 2008, quienes se dieron cuenta, quienes la provocaron y quienes se taparon los oídos y permitieron que la avalancha arrasara al mundo hasta nuestros días. La estructura de la narrativa del filme está fragmentada y lleva de un personaje a otro, ninguno de los cuales es el héroe o el villano de la película, son simples personas de Wall Street que buscan hacer dinero y cuyo mundo les obsesiona y apasiona al grado de rebasar la línea ética y darse cuenta que no pueden echarse atrás y que han vivido en un mundo donde los que fuman, bailan, beben y compran cosas caras no se pueden considerar seres humanos. ¿Cinismo al estilo Lobo de Wall Street de Scorsese? ¿Denuncia social a lo Stone? No, la pura y dura realidad en fragmentos cual cuadros de texto en internet o celular, un montaje frenético combinado con imágenes del estadunidense promedio, marcas, el consumismo ramplón y que vuelan como el agitado mundo de las finanzas. “El lenguaje que utiliza Wall Street es encriptado para que sólo ellos sepan de lo que hablan o para que no sepamos lo que hacen”…El uso de términos exclusivamente financieros puede poner al espectador en problemas para comprender lo que ocurre en esta ficción o en la vida real, pero para ello Mc Kay utiliza un recurso ameno y poderoso: explicaciones a cámara y/o con personajes de la cultura pop. Así es disfrutable ver a Margo Robbie y Selena Gómez dando explicaciones de lo que ocurrió aquel año con un cúmulo de bonos fraudulentos y banqueros dispuestos a seguir manteniendo el río de dinero. El reparto da actuaciones bastante a nivel y tono de los personajes (personas) que les tocó interpretar: destaca sobre todo Steve Carrell, Chris Bale (nominado al Oscar por este papel) y Brad Pitt. La gran apuesta es un filme que no se burla del sueño americano en sí, pero lanza una advertencia de lo que puede ocurrir y de lo que va a ocurrir mientras el sistema capitalista y Wall Street sigan dictando las formas de vivir de este mundo. El colapso puede ser aún mayor. Mc Kay ha lanzado una bengala de alerta, y aunque quizá el aspecto coyuntural de su premisa pueda orillarla al olvido, la fuerza y sinceridad con la que está hecha la blinda de tacharla de una típica película hollywoodense.
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October 2020
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