Por Gustavo Ambrosio No son pocos ni pequeños los nombres de directores de cine que tachan de meros “modelos” el trabajo de los actores en el cine. Robert Bresson y Alfred Hitchcock sustentan bien esta idea al poner el montaje y la imagen como principal motor de la expresión fílmica. Emma Thompson, una actriz británica, afamada y poderosa en el escenario teatral y televisivo es una de las intérpretes que ha demostrado que, muchas veces, el poder de la escritura, la película filmada en papel puede hacer palidecer a muchas otras producciones basadas en la imagen, incluso rescatar o trascender hacia otras formas de expresión a la literatura y el teatro. Si dejamos de lado sus adaptaciones comerciales de Nani Mc Peeh, Thompson escribió dos de las adaptaciones cinematográficas más sólidas de los últimos años; se trata de la obra de Margaret Edson, y ganadora del Pulitzer, WIT, filme sobre una profesora de literatura que padece cáncer, el cual también protagonizó gracias a la labor de HBO; y quizá, la más famosa, y por la cual ganó el Oscar de guión y además revivió el poder emotivo de las historias de Jane Austen: Sentido y sensibilidad. La historia de dos hermanas, una demasiado sensata y la otra demasiado emocional, que se enamoran de dos hombres ricachones. Una telenovela para algunos, pero que Thompson logra reproducir y adaptar una dualidad de cómo reaccionamos al amor y el cortejo de pareja. Un retrato humano, de época sí, pero que trasciende los vestuarios y decorados de la Inglaterra antigua. ¿Quién no ha tenido que renunciar a amar a otro sólo por temor a no ser correspondido o a lo que la sociedad pueda decir? ¿Quién no ha sufrido por haberse entregado sin una pizca de precaución a quien cree el amor de su vida? Thompson loga quitarle esa aura de clásico literario plano al libro de Austen y lo convierte en una película con una estructura dividida en dos que cuenta con varios clímax y personajes corales que acompañan a la dualidad de hermanas hasta el final, y que, transforma el final, dejando una sensación de amarga dulzura debido a lo terrenal de las decisiones de los personajes y que sepultan el cariz excesivamente romántico de otras historias como Orgullo y prejuicio. Ayudada por el talento tras las cámaras de Ang Lee y un excelente reparto, encabezado por ella y Kate Winslet, la actriz inglesa no sólo cierra la boca a aquellos que lanzan un dedo acusador al cine hecho con actores, para actores o por actores. El “teatro bastardo”. Y hablando de “teatro filmado”, en 2001, la palabra, la muerte, Arvö Part y John Donne se conjugaron en una película para televisión que ya mencionamos, Wit (categoría que a muchos les causa escozor mencionar)¿Cómo lograr que una obra, casi en primera persona, con rompimiento de la cuarta pared y encima, sobre poesía metafísica se convirtiera en un éxito? Si preguntáramos a Tarkovski o a Eisenstein o al mismo Malick cómo lograr tal propósito para cine, la respuesta sería la imagen, pero la señora Thompson apostó por lo que da origen al teatro y la poesía, la palabra, la palabra expresada. La poesía metafísica discurre en cada uno de los encuadres de WIT apoyados de los excelentes diálogos de Margaret Edson y la estructura fílmica que ha tejido Emma para que no se convierta en un viaje visualmente aburrido. Emma sabe que el alma de la obra se encuentra en la expresión actoral y consigue a Mike Nichols para ello. Ambos construyen el guión de una de las obras maestras de los “telefilmes” y que se apoya en el diálogo y en el trabajo de sus actores. Teatro bastardo que ensombrece la búsqueda más humana a través de las imágenes. Quizá Emma Thompson nunca hubiera aceptado trabajar con Hitchcock o Bresson por el mismo planteamiento de su sistema de hacer cine. Para nada. Una actriz es una actriz. Y la expresión puede darse en un mismo arte de distintas formas. Y es por ello que ha adaptado obras donde lo que vale es la interpretación y no el encuadre. Darle sentido a la expresión del actor a través del celuloide o las cámaras digitales. Porque hasta un rostro, la forma de abordar una escena y el diálogo dicho con cierto matiz, es para el actor, y en este caso, guionista, más impactante que un poderoso juego de lentes y sombras, y eso ha logrado la señora Thompson.
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October 2020
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