Por Xosé Jared Galván Una de las principales características del lenguaje es que nos permite clasificar, a través de cada lengua particular, las entidades del mundo que percibimos, ya sean abstractas o concretas. No obstante, es sabido que dichas clasificaciones tienden a diferir de lengua a lengua. Por ejemplo, los sustantivos en español se pueden clasificar por dos géneros: masculino y femenino. Por su parte, el alemán clasifica sus sustantivos no sólo como masculinos y femeninos, sino también como neutros. Además, dichas clasificaciones no corresponden necesariamente a las de otras lenguas; en alemán, por ejemplo, la palabra para ‘luna’ es Mond, pero a diferencia de su equivalente en español, no es un sustantivo femenino, sino masculino. |
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October 2020
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