Por Ariana Juárez La exploración del lado humano de un estafador, aparentemente frío y calculador, fue la oportunidad que le brindó Gustavo Moheno, director de la cinta, al actor Joaquín Cosío en la película “Lecciones para canallas”, que se estrenó el pasado 1 de septiembre.
Moheno, egresado del CCC, ha dirigido los largometrajes “Eddie Reynolds y Los Ángeles de Acero” (2015) y “Hasta el viento tiene miedo” (2007), entre otros. Reconoce, en su propuesta, la influencia de películas como “El golpe”, protagonizada por Paul Newman, y “Luna de Papel”, con Ryan O´Neal. Cosío, reconocido por sus papeles de villano en películas y series de fama internacional, interpreta, en esta oportunidad, el papel de Barry “El Sucio”, nombre que homenajea al clásico de 1971, protagonizado por Clint Eastwood. Cosío demuestra sus dotes histriónicas al lograr hacer creíble a un estafador de poca monta. Por Gustavo Ambrosio Las ruedas de prensa de una película son fundamentales. Son de cierta manera el primer esbozo REAL y sincero del proyecto en sí mismo. El tener ALGO para decir es fundamental no solo en la creación, sino en términos de conexión con el otro. La postura frente al mundo que te rodea puede ser cínica, hipócrita, desafiante, transgresora, conservadora, prejuiciosa, indiferente, militante, crítica, apasionada. Incluso ingenua. Todo, menos neutral.
Estas posturas están construidas a partir de nuestro contexto, se definen por nuestra cultura, referencias, lecturas, instrucción, educación, tradiciones, religiones y experiencias familiares y/o personales. Cuando Michel Franco habló sobre su película expuso un punto de vista sincero y real. Para su mala suerte, esa “mirada” no le alcanza para tratar ambiciosamente un tema de corte político–social, porque parte desde el rincón del desconocimiento (con causa) y de una esfera que, a pesar del privilegio, parece pecar de una ignorancia plausible y acomodada. Por Gustavo Ambrosio Charles Dickens y Victor Hugo son el ejemplo claro de una literatura que busca captar las emociones de una clase social olvidada que trata de sobrevivir en medio del naciente monstruo capitalista y la promesa de un futuro mejor. Con sus respectivas distancias, Sean Baker es un heredero directo de una visión que podría rayar aparentemente en lo fársico o lo fantástico; una exageración casi decimonónica de estos dos escritores.
Y es que a diferencia del retrato militante de las clases bajas del Free cinema británico o el polarizado cine mexicano que presenta caricaturas o pornografías de la pobreza, el cineasta estadunidense logra desarrollar a sus personajes desde los vicios que encubren emociones y heridas. Por Ariana Juárez Duro y tupido como una buena relación sexual, la película 120 latidos por minuto, del director Robin Campillo, nos muestra la pasión con la que organizaron su rabia los enfermos de VIH, ante la indiferencia del gobierno francés a principios de los 90.
Con una edición meticulosa se afianza el ritmo de la narración, la cual honra el título de la película porque nunca se detiene. Acompañada del soundtrack, de Arnaud Rebotini, la estructura va de lo general, Act Up, es el nombre del movimiento que contiene tantas historias como su número de militantes, hasta lo particular, sugerido en una historia de amor inevitablemente trágica. Por Carlos Tello de Meneses Así, con m minúscula. El único personaje que merece una letra mayúscula en la nueva película de Darren Aronofsky es “Him” (“Él”). ¿Quién es “Él”? Si hay algo obvio en la película, y “mother!” está llena de una que otra obviedad, es que “Él” es nuestro Dios judeocristiano, permisivo e indulgente, aunque propenso a desplantes de ira, “madre” es nuestro planeta, la única regida por la lógica terrenal, la pareja que los agobia son Adán y Eva, sus hijos son Caín y Abel, y los demás somos, pues, nosotros.
En uno de los especiales de Halloween de Los Simpsons, el Dr. Hibbert describe a Hugo, el hermano gemelo “malvado” de Bart, como “demasiado loco para un hogar, demasiado normal para un manicomio”. Así me siento sobre “mother!”. Demasiado obvia, tanto en discurso como ejecución, para una audiencia ya consciente de su discurso, pero demasiado agresiva y fría para una audiencia menos informada. Por Aldeni Fraga Al terminar de ver Death Note producida por Netflix, solo pude desear no haberlo hecho, porque nunca se retiraría de mí esta serie de imágenes y argumentos tan desleales a la trama original.
Ante el desastre de la adaptación del animé creado por Tsugumi Ōba, Adam Wingard, también director de una versión modernizada de la Bruja de Blair, defendió “su visión” sobre esta historia con tuits como: “haters gonna hate” de la vieja pero confiable escuela “Taylor Swifftiana” para esas ocasiones en que eres una pobre víctima incomprendida de este inmenso y envidioso mundo. Por José Luis Ayala Ramírez Los blockbusters son, actualmente, lo que domina el mercado cinematográfico mundial. Casi cada fin de semana hay al menos un estreno que cumple las características de un blockbuster, no solo por el tamaño de su inversión y producción, sino porque está dirigido al gran público, generalmente es cine hecho para todas las edades, con el fin de que las casas productoras recuperen la inversión y generen millones de dólares en taquilla.
Muy difícilmente se podrán encontrar elementos verdaderamente artísticos en esas producciones. Sólo historias condescendientes, repetitivas, poco atrevidas, con una artillería visual que basa todo su despliegue en efectos por computadora. Por Mateo Granillo «… sobre el mar embravecido, que, ilimitado por todos lados, levanta y abate rugiendo montañas de olas, un navegante está en una barca, confiando en la débil embarcación; así está tranquilo, en medio de un mundo de tormentos, el hombre individual, apoyado y confiando en el principium individuationis [principio de individuación] », Arthur Schöpenhauer, El mundo como voluntad y representación. En el lenguaje de la poesía, en general, las metáforas se construyen mediante una equivalencia, A es B. Se utiliza el mar para hablar de la distancia, se utiliza un portón para hablar de la muerte, etc. Por su lado, en el lenguaje cinematográfico las metáforas son meramente visuales, se pueden dar por yuxtaposición de imágenes, la metáfora puede estar incluso en un mismo plano, los escenarios actúan también como metáforas, el clima, la luz, en fin.
Cineastas como Eisenstein y Tarkovski compararon en su momento la forma poética del haikú con la formación de frases cinematográficas ya que estos tercetos japoneses están fundamentados en la observación del mundo. Impactan a los lectores desde la precisión de una imagen. Por Gustavo Ambrosio Dejemos de lado un poco el vendedor pleito Cannes contra Netflix para centrarnos en la nueva película fantástica y de ciencia ficción de Joon Ho- Bong (Snowpiercer).
En nuestra era de paranoia hacia los procesos industriales que nos llevan los alimentos a nuestras casas, se ha cimentado el buen marketing que vende al grado de lo ridículo alimentos “orgánicos” (hasta agua orgánica, sea lo que eso signifique) y libres de hormonas, medicamentos, químicos o fertilizantes. La realidad es que en términos reales, nadie está libre de fomentar esa imparable forma de consumo. Yo mismo lo hago al escribir estas palabras desde una computadora que desde su armado causó un grave daño al planeta. Por Daniela Moyes Caballero He leído cualquier cantidad de comentarios, tanto positivos como negativos, acerca de la nueva película protagonizada por Anne Hathaway, Colossal. La cinta de ciencia ficción, escrita y dirigida por Nacho Vigalondo ha causado revuelo, y opiniones polarizadas. Algunos se quejan de que no da lo que promete: una buena película de monstruos y, algunos otros, de que no acaba de abordar el tema principal: las relaciones codependientes. Claro, muchos otros, como yo, creemos que es una buena mezcla de ambas cosas.
Actualmente, casi ninguna película de monstruos o simplemente de acción puede jactarse de tener un buen trasfondo, o siquiera de tratar un tema profundo o relevante |
Archivo
September 2022
Categorías |