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Entrevistas, crónicas y reportajes de largo aliento ​

La salud del cine de género

11/23/2015

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Por Rafael Martínez García y Carlos Tello de Meneses

Seis realizadores y promotores de cine de género analizan el estado de salud de este sector. Coinciden en el diagnóstico: carencia de apoyos para la producción, poca distribución y falta de profesionalización. Hay un nivel óptimo de talento, pero una ausencia preocupante de rigor en las historias.
Algunas películas mexicanas de terror, ciencia ficción y fantasía han atiborrado las salas de cine, pero, ¿estamos ante los primeros signos de recuperación o en la etapa final de la enfermedad?

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Ilustración: "Night of the wolf woman" de Rafeel Gallur

Hablar de géneros siempre ha sido, y siempre será, una discusión que al final no dejará contento a nadie, pues como en muchas cosas en el arte y en la escritura, no existen verdades absolutas. Podríamos hablar de entrada de dos grandes clasificaciones para los géneros: por un lado están los géneros dramáticos (como la tragedia, la comedia, el melodrama, etc); y, por el otro, los llamados géneros cinematográficos (como el terror, la ciencia ficción, el western, la comedia romántica, etc). Aunque los géneros dramáticos le llevan de ventaja unos 5000 años a los géneros cinematográficos en cuanto a rigor y tradición, la verdad es que sirven para cosas distintas. Los géneros cinematográficos atienden más a las necesidades del público y su clasificación se vale principalmente de convenciones estilísticas y narrativas fácilmente identificables. Es decir, mientras que los géneros dramáticos tienen una función más bien académica y poseen un enfoque principalmente estructural, los cinematográficos encuentran su función máxima en los catálogos de internet y los anaqueles de películas.
 
Aún así, hoy se conoce como “cine de género” a cualquier película que posea elementos que se salgan de los acuerdos realistas y naturalistas en los que se encuentra a la mayor parte de la producción cinematográfica. A veces puede ser muy poco estricto y si no es un drama doméstico contemplativo puede ya ser  calificado como cine de género, aunque eso sí, si tiene un fantasma, un monstruo, un viajero espacial, un viajero del tiempo, un extraterrestre, o un viajero espacio-temporal extraterrestre, no hay de otra. Lo malo es que desde hace muchos años en México, la etiqueta de “cine de género” se ha vuelto más un estigma para quienes se dedican a él, pues sus realizadores y promotores inmediatamente son relegados a un nicho con muy pocas oportunidades de convivir con el resto de la cinematografía nacional.
 
Hacer cine de género, aquí y en cualquier lado, no es nada fácil. Si para hacer una película “normal” hay cientos de cosas en contra, para el cine de género las cosas se complican aún más. Los apoyos estatales, lo único que mantiene con vida al cine mexicano, desconfían mucho de este cine. La audiencia aún más. Cualquier película de terror o de fantasía mexicana tiene una batalla cuesta arriba que en muchas ocasiones perderá. La perderá porque nadie la verá o porque nadie la querrá distribuir, o porque probablemente no sea lo suficientemente buena. Este último es otro de los problemas que tiene el cine nacional, su irregularidad, que se ve intensificada en este tipo de cine.
 
Pero aún en medio de este panorama en apariencia desolado, el momento que actualmente vive el cine de género en México es de verdad alentador. Existe hoy una poderosa comunidad de realizadores de este tipo de películas que lo defienden y además lo producen con mucha pasión y también con rigor artístico. Igualmente, existen importantes espacios de exhibición dedicados en específico a la divulgación de cine de género como festivales, muestras y foros de mucha calidad.
 
Plot Point convocó a seis representantes de esta comunidad a reflexionar en torno a distintos temas con la intención de hacer una valoración general del cine de género mexicano. Ellos son: Jorge Michel Grau (escritor y director de Somos lo que hay), Emilio Portes (escritor y director de Pastorela), Rodrigo Hernández Cruz (escritor y director de Protocolo), Isaac Ezban (escritor y director de El incidente), Ulises Guzmán (director de programación de Feratum Film Fest y director de Alucardos) y Edna Campos (directora y fundadora de Macabro –Festival Internacional de Cine de Horror de la Ciudad de México–).
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Sobre la identidad del cine de género en México

​​Jorge Michel Grau: México tiene a dos grandes cineastas de terror en los años setenta y ochenta: Taboada y López Moctezuma. Ellos hicieron un estilo propio y le dieron una identidad a su cine. El cine de luchadores también tiene una identidad muy clara y singular, que tiene su raíz en los mismos espectadores. Yo creo que es una desgracia que queramos imitar al cine gringo, lo cual ha hecho que parezca que no tenemos una identidad en nuestro propio de cine de género, cuando lo cierto es sí tenemos una visión muy particular que se dejó de hacer cuando empezamos a copiar otro tipo de cine e incluso sus dinámicas y mecanismos de producción. De esas películas que se hacían en los sesenta se perdió el hilo y la continuidad por mucho tiempo, y fue hasta Cronos, en los noventa, que se le dio vuelo una vez más al cine nacional.
 
Rodrigo Hernández:  No existe el “horror mexicano”. Hay películas de terror hechas en México. En la medida que dichos filmes puedan tener éxito en el mercado mundial y sean del agrado de los fans de este género, sin importar su gentilicio, se puede hablar de un filme exitoso dentro del género terror. Jaws y The Conjuring no son horror norteamericano, de la misma manera que La Horde no son zombies franceses ni Big Bad Wolves un thriller israelí. La nacionalidad de una película o de una industria cinematográfica en relación con elementos estructurales de los filmes genera ciertas confusiones y clichés que es mejor librar para hacer género. No veo terreno que se pueda ganar fílmica, industrial o narrativamente en el cine de género a costa de intentar dotarlo de “identidad”.
 
Emilio Portes: Películas de terror al son del Huapango de Moncayo, zombis vestidas de Tehuanas, una película del Chupacabras en 3D, las versiones del Santo de Alex de la Iglesia, Del Toro madreando Kaijus en Xochimilco con un Jaeger Chilango . Por supuesto que sí. Todo lo anterior sería bellísimo, pero en realidad el cine de género mexicano necesita lo mismo que todo el cine nacional: Darle más pantallas y mejores horarios en las salas comerciales.


"No veo terreno que se pueda ganar fílmica, industrial o narrativamente en el cine de género a costa de intentar dotarlo de 'identidad'". Rodrigo Hernández



Isaac Ezban: No siento precisamente que le falte identidad propia, hay algunas películas de género que sí, efectivamente no se basan en nada de nuestro país y sólo tratan de copiar las cinematografías de otros países, pero también existen algunas películas de terror que se basan en leyendas o mitologías mexicanas y eso me parece increíble, ahí sí veo una identidad propia. Sí dijéramos que el género abarca todo lo que es terror, o sci-fi, creo que en el terror sí hay cintas mexicanas con identidad propia, en el sci-fi es más difícil encontrarlo.
 
Ulises Guzmán: Es muy difícil determinar qué es una identidad cinematográfica. El cine de terror está predeterminado por cánones que no corresponden a una tradición narrativa mexicana. No obstante creo que hay películas de terror mexicanas que inmediatamente son identificadas en el extranjero por su visualidad y por características narrativas que le son propias al cine de género de nuestro país (folclorismo, luchadores, vampiros tropicalizados y demás fauna).
 
Edna Campos: El cine de género mexicano sí tiene una identidad, pero creo que lo que le ha faltado es continuidad. Al principio, cuando se empezaron a hacer películas de terror en México con El fantasma del convento o Dos monjes, creo que sí tenían muy clara esta idea de recuperar las leyendas tradicionales de México, como en este caso las apariciones de fantasmas en lugares antiguos como las haciendas o los conventos, que de alguna manera tiene que ver con la tradición del relato gótico. Empezamos adaptando muy bien estas historias a los lugares que nos son familiares, a los escenarios mexicanos, y con fantasmas o monstruos mexicanos como la llorona. Pero de repente esta búsqueda de identidad se perdió, se dejó de hacer. Obviamente afectó que el cine mexicano entró en crisis y se dejaron de producir películas. Vinieron también las películas de luchadores, que en lo personal no creo que sean películas de terror, es una mezcla muy especial que tiene de muchos géneros. Después con Juan López Moctezuma y Carlos Enrique Taboada se recupera un poco la producción de cine de terror en México, pero en ambos casos creo que presentan historias muy universales en las que el contexto mexicano no afecta mucho. Y actualmente creo que se está recuperando un poco, por ejemplo Kilómetro 31 retoma a la llorona, aunque visualmente está influido más por el cine japonés, o en México Bárbaro 
donde sí se retoman algunas historias de monstruos tradicionales. 
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Sobre la calidad del cine de género mexicano

Jorge Michel Grau: La forma en la que podemos incrementar la calidad del cine de género en México es haciendo industria, profesionalizando el oficio. Cuando lleguemos a dominar efectos especiales y ciertas tareas dentro del ejercicio cinematográfico, vamos a ser mejores. El problema que tenemos es que falta el oficio porque no se hacen muchas películas de este tipo que ayuden a que los trabajadores cinematográficos perfeccionen su técnica, y por eso muchas veces se ve chafa. Los problemas que hoy enfrentamos sólo se pueden solucionar con la experiencia. Y también, definitivamente, necesitamos levantar el nivel de los guiones. En mi experiencia he visto muchos pésimos o algunos buenos pero muy complicados de realizar. Yo creo que la mejor herramienta que puede tener un guionista es entender que el guión no solamente es un proceso literario sino que en algún momento se convertirá en una guía técnica, y por eso creo que debemos quitarnos el pleito de que el guión es del guionista porque en realidad el guión es una herramienta para que todos los que estamos en el set sepamos qué hay que hacer. Hay un criterio estético y visual que irá dictando el director, pero si no hay un guión atrás, pues no hay una película, y por eso necesita muchas especificaciones técnicas que creo que los guionistas deben conocer bien.
 
Rodrigo Hernández: Hay que mejorar técnicamente. Las películas “a la mexicana” tienen remiendos e insuficiencias infinitas. No funciona bien la iluminación y no se entiende cómo funciona bien para el género, el arte no está listo para retratarse en HD, los directores no conocen el lenguaje cinematográfico y no son capaces de darle ritmo y realismo a los mundos del género; el diseño sonoro de las películas mexicanas no explota todas las capacidades técnicas que pueden lograrse en el entendido de una concepción de género. La postproducción es descuidada, los VFX son correctivos en lugar de creativos. Se arrastran vicios y malos hábitos desde la edición hasta la generación de los deliveries finales. La lista de pequeños detalles que no se cuidan en todos los departamentos es infinita. En el género se requiere la verosimilitud que brinda la ejecución técnica perfecta. Invertir el dinero adecuado y no hacer las cosas “con lo que hay”.
 
Emilio Portes: ¿Cómo aumentar la calidad? Simple: Con más lana. Incrementar los presupuestos sería la respuesta más sensata y proporcional al género a producir. También hay que asumir nuevos esquemas de producción menos ortodoxos. Con equipos más pequeños, más íntimos, sin sindicatos o que estos se acoplen a formatos más sencillos de producción y que le entren al financiamiento de las mismas.

Creo que también deberíamos aumentar la calidad y la cantidad de guiones que vayan más allá de la pieza, el melodrama o la comedia romántica. Necesitamos más cine de género, mejores proyectos de thriller, de suspenso, westerns y documentales falsos que se podrían hacer con los mismos presupuestos promedio de nuestra industria. Y ahí, con buenos guiones, es donde nuestro cine de género  puede dar batalla y estar al nivel de otras cinematografías. Sencillamente por que el formato del cine de género lo tolera y a veces pide a gritos prescindir del estándar hollywoodense, que no se vea ni se sienta calidad mainstream o de estudio. Que experimente con las formas y recursos propios. 


"El problema que tenemos es que falta el oficio porque no se hacen muchas películas de este tipo que ayuden a que los trabajadores cinematográficos perfeccionen su técnica, y por eso muchas veces se ve chafa". Jorge Michel Grau



​Isaac Ezban: Pues ayudaría que más cineastas se atrevieran a hacer cine de género y el público confiara más en ir a verlo. También que los festivales nacionales importantes y prestigiosos le dieran más importancia y cabida en sus programaciones y que no lo desecharan sólo por ser "de género". Aunque afortunadamente últimamente cada vez hay más cineastas aventándose por el cine de género y en la mayoría de los festivales mexicanos ya lo respetan aunque faltan todavía algunos.
 
Ulises Guzmán: Habrá más calidad haciéndolo con profesionalismo. Habitualmente el género en México es desdeñado por productores, distribuidores y exhibidores. Aunque resulte paradójico que cada vez es más grande la demanda de los espectadores mexicanos por un cine con temáticas propias y autóctonas. Se necesita que los productores volteen a ver a los directores profesionales que están especializados en esos géneros y que los llamen a filmar con los grandes presupuestos que les dan a sus sobrinos o ahijados. Estos últimos son los que realizan películas de género que resultan lamentables y contraproducentes para el desarrollo y credibilidad del cine de género en México.
 
Edna Campos: Definitivamente se tiene que incrementar la calidad del cine de terror mexicano. En comparación con las primeras películas mexicanas del género, aquéllas tenía mucha calidad, aún con poco dinero. Yo creo que lo que se necesita es producción, procurar que se produzca más, y que no estén esperando que todo venga del IMCINE, creo que es un género que se puede producir con poco dinero y con una muy buena historia, pueden salir grandes películas. Falta mucho rigor en la escritura de los guiones porque muchas veces siento que no están bien desarrolladas las historias, incluso veo que técnicamente las películas están bastante bien, se siguen haciendo con poco dinero pero muy bien resueltas. Creo que también ayudaría que algunos directores también se abrieran a filmar las historias de otros escritores y guionistas, porque yo noto que muchos hacen sus propias historias y no necesariamente por ser directores quiere decir que sean buenos guionistas, es cuestión de tener un poco de humildad y buscar otros escritores, actualmente hay una gran producción a nivel literario en el género, y también deberían arriesgarse a adaptar más allá de Lovecraft y Allan Poe.
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Sobre las fuentes literarias (y de otro tipo) que han alimentado al cine de género mexicano

Rodrigo Hernández: Puede ser que en otros países exista una cultura de ejecución artística y técnica más desarrollada. Por ejemplo, Japón se ha nutrido del terror pero sus estándares técnicos y artísticos son altísimos. También en Europa y en países que tienen influencia occidental en sus formas de producción pueden hacer esto. Pero en México tenemos una producción artesanal. Todo es chuequito, malhechito, raspadito y torcido. Todo es como si lo hubiera hecho un artesano en sus piernitas en la banqueta. El cine arrastra en varios momentos esta idiosincrasia. Desde que el guionista no le hace script doctor al tratamiento y lo deja ir con dedazos y cosas que no están bien, ya nació mal la película. Y esos errores sólo van creciendo y creciendo. Culturalmente no tenemos la disciplina y la pericia para sacarle jugo a nuestras costumbres. Acostumbramos fingir que hacemos las cosas, y hacerlas mal.
 
Emilio Portes: Como ni siquiera hemos podido generar un público considerable que consuma cine nacional no sé si podamos hablar del cine de género. Y sin este público, que no nace de un día para otro, ni siquiera podríamos empezar a hablar de subgéneros. Pero tal vez ahí este la clave: en el espectador de género. En el fan de hueso colorado, que no distingue entre raza, sexo, edad y que sencillamente quiere ver pelis de terror, suspenso o acción. Es decir, si una cinta de terror mexicana sale muy de vez en cuando, y todavía más esporádicamente que una comedia nacional (por poner un ejemplo), esto automáticamente vuelve al horror mexicano en cine de culto. Un "delicatesen instantáneo” que hay que encontrar y consumir a como de lugar. No necesariamente por que sea mexicana, si no por que es una nueva peli de terror que de entrada no es gringa. Hay que aprovechar esto. Podría ser nuestro chivo de Troya para colarnos y generar el público que necesitamos.
 
Isaac Ezban: Sí hay algunas cintas de terror basadas en mitos y leyendas de México como México Bárbaro o KM31, pero estoy de acuerdo que debería de pasar más seguido, sobre todo en México que tenemos una muy rica mitología de terror.
 
Edna Campos: Las fuentes y las referencias que toman muchos de los directores contemporáneos no se encuentran en los libros, yo noto mucho que se inspiran más bien en otras cosas como los videojuegos o se nutren mucho también de historias que se leen en el periódico, la nota roja. No veo que haya una clara búsqueda en la tradición mexicana, sí hay algunos por ahí pero son los menos, o se quedan muy en la superficie. Es posible que haya mucha inquietud en los realizadores, como que sienten que hay que sacarlo todo pronto. Eso pasa mucho, por ejemplo, que terminan la película y no están convencidos todavía de cómo quedó pero así la empiezan a mover, y luego le cambian cosas todo el tiempo, algo que en el caso de mi trabajo en la exhibición no me ha pasado con realizadores extranjeros. Creo que en México falta un poco contener esta ansiedad por ya mostrar el trabajo.
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Sobre la importancia del cine de género para la filmografía nacional

Jorge Michel Grau: Es importante el cine de género para un país porque también es cultura. La leyenda, el mito y la anécdota caen mucho mejor el en cine de género, por su estructura y por su ideología, que en un drama. No hay una sola persona que no tenga una historia de fantasmas, no hay una persona que de niño no haya vivido cerca de una casa embrujada, y ese conocimiento social se refleja en nuestra cultura. Sí, somos muy melodramáticos, principalmente, pero también las historias de nuestros fantasmas son parte de nuestra identidad y se tienen que contar. De pronto me sorprende que la gente considere al cine de género como cine de segunda, cuando en realidad tiene las mismas dinámicas de producción y las mismas necesidades narrativas.
 
Rodrigo Hernández: Es importante porque el cine de género es un testimonio de las inquietudes generales de la sociedad. En el cine de género vemos las ideas hegemónicas de un grupo de gente en un lugar del espacio y del tiempo. En los 20s tuvimos desde Metrópolis hasta Aelita Reina de Marte y en ellas se prefiguraba el miedo hacia los regímenes totalitarios y el esclavismo inminente del nuevo mundo post industrializado. Después de que las filmaciones se reanudaron tras la segunda guerra mundial empezaron a llenar las pantallas historias de invasiones de otros mundos; metáfora directa del miedo a ser invadido por otra cultura dados los recientes eventos bélicos.

​Con Hiroshima aparece el miedo a la destrucción total y la aniquilación. Monstruos gigantes comparten cuadro con amenazas alienígenas que devastan por completo a la raza humana. Luego cuando los babyboomers tomaron el mundo y se generalizó el status quo del sueño americano aparecen los zombies y los vampiros radiactivos, y poco a poco se prefiguran los escenarios apocalípticos. Luego los post-apocalípticos como Mad-Max. En el mundo contemporáneo en el que lo único a lo que aspiramos es a individualizarnos a través del consumo se hacen películas de clones que nos sustituyen y también de tragedias ecológicas infranqueables. La ciencia ficción es un testimonio audiovisual de los miedos que hemos tenido como especie en los últimos 100 años. No hacer cine de género en un país o en el mundo es perder estos testimonios y la conciencia que deriva de ellos.

"Si un país sin cine es un país sin memoria, en el caso del cine de terror es un país que no ha expresado sus miedos". Edna Campos



​Emilio Portes: Importa porque es una metáfora de nuestra actualidad pero también de nuestro pasado, de nuestras leyendas, de nuestras ilusiones, de nuestros miedos ancestrales. 
 
Isaac Ezban: Es importante porque al público le encanta asustarse, es uno de los géneros favoritos de la gente (y muy de los favoritos en México), y además es interesante aprender de un país por medio de sus historias de género.
 
Ulises Guzmán: Se parte de un error muy simple: “el cine es cultura”. Esta aseveración es cierta pero es solamente un valor subjetivo que está sujeto a la opinión de quién lo mira. El cine también es espectáculo, también es taquilla que necesita de la aceptación y validación de un público. El pensar que la gente, los espectadores, deben solamente ver películas de “arte” y que el estado debe de financiar las misteriosas exudaciones de genios hijos de papi es lo que ha arruinado la poca industria que aún queda. El cine de género, y eso no se debe de olvidar, es el sustento de toda industria cinematográfica, lo fue en México, lo es en Eu, en la India, en Nigeria, etc.
 
Edna Campos: Como el terror es el cine de las fobias, el cine que contiene los miedos no sólo a nivel personal sino también colectivo, yo creo que el ver una filmografía ya en conjunto de este género de un país te habla mucho de a lo que le tiene miedo. Si un país sin cine es un país sin memoria, en el caso del cine de terror es un país que no ha expresado sus miedos. Existe la idea de que el cine de terror es un reflejo de los miedos de la sociedad en cierto momento histórico y justamente es un cine que se asocia a las grandes crisis. Aunque no todos los países tienen una tradición fílmica en el género, hay quienes digamos que han exorcizado sus demonios de otra forma.
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Sobre el funcionamiento de estos géneros dentro del contexto mexicano

Rodrigo Hernández: Los géneros como el horror y la fantasía en el contexto mexicano tienen que volverse un proyecto fílmico autosustentable. Utilizar todas las herramientas a la mano para subir su calidad y que los ingresos que generen su exhibición y distribución permitan reinvertir en proyectos similares. Apoyar a los realizadores que tengan calidad técnica y lenguaje cinematográfico proficiente y juntarlos con los mejores escritores para que se vaya generando un caldo de cultivo humano que genere buenas historias bien narradas. Otra forma importante de que funcionen los géneros es incrementar su oferta utilizando otros modelos de exhibición. En otros países hay cines de reestreno que ponen casi en su mayoría películas de género. Estos lugares funcionan muy bien porque la gente además convivir en un ambiente familiar disfruta títulos que a lo largo de la historia han encantado a las audiencias. En Londres hay un lugar llamado Prince Charles Cinema que tiene a veces las tres entregas de Volver al Futuro acompañada de pizza y cerveza por el equivalente a 200 pesos. Hay cines que sólo pasan una y otra vez The Rocky Horror Picture Show. Estos lugares además de generar un gusto por el género construyen audiencias y educan al espectador al que le permiten ver en el formato original y oír en el sonido pleno de la sala de cine lo maravilloso de Raiders of the Lost Ark o The Empire Strikes Back.

Emilio Portes: ¡Podrían funcionar de poca madre!
 
Isaac Ezban: Sería muy interesante imaginar el futuro en México, con todas las cosas que ocurren en nuestra sociedad. También es interesante abordar la ciencia ficción psicológica (que es la que yo he abordado en mi trabajo), en la que es más psicológico y de personajes, que de grandes efectos especiales.
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Sobre la valoración del cine de género en México

Jorge Michel Grau: Una vez dimos una plática en el CCC Adrián García Bogliano, Pablo Guisa, Ezzio Avendaño y yo, y por ahí alguien decía que ni deberíamos intentar buscar apoyo EFICINE cuando a mí me parece que hay que hacer justo lo contrario, porque si no, nosotros mismos estamos generando esa censura y esa segregación al decir: “Nosotros hacemos cine de terror”, cuando no, nosotros hacemos cine y hemos elegido un género para contar ciertas historias, y eso es todo. Tenemos el mismo derecho de aplicar a los fondos, de buscar buenos actores, etcétera. De nosotros depende que la calidad del trabajo haga mucho más fácil convencer al siguiente paso, los fondos no se van a auto-convencer de que el cine de terror puede ser bueno, nosotros tenemos que demostrarles que hay muy buenos guiones, que son perfectamente realizables y que el oficio está profesionalizado. Y entonces así, cuando podamos finalmente bajar esos recursos, vamos a poder hacer películas de muy buen nivel, de trascendencia, y que logren cosas interesantes. El cine de terror gringo y mexicano tienen muy buena taquilla, así que también puede ser un cine muy comercial, tan cierto es que ahora resulta que todos quieren hacer cine de terror y remakes de terror con actrices de televisión. Sí es posible que el cine de género conecte con la gente, pero también es responsabilidad del realizador convencer al público con su trabajo. 
 
Rodrigo Hernández: La primera línea de defensa en el mundo contemporáneo es la económica. En la medida que sean películas redituables no se va a necesitar aprobación de nadie para hacerlas. Darle comida y techo a la gente mexicana es razón suficiente. La validez del género es, fue, y siempre será subjetiva para el que lo disfruta; sin embargo las razones económicas son hechos. A todos nos conviene tener un producto mexicano de exportación que genere ingreso en las salas de todo México y el mundo. Las élites culturales y artísticas sustentan su poder dentro de círculos que tradicionalmente no son favorables para el cine de género por lo que no creo que tenga mucho caso luchar por la sección de cine de horror de Cannes o de SciFi en Morelia o Guadalajara. También hay algunos festivales de género que año con año son mejores y con más convocatoria que hacen su parte en formar y promover el género. La otra opción para los realizadores es ir Full Indie. No todos pueden (no sé si yo quiero) y requiere mucho más trabajo y conocimiento para ser exitoso por esa vía.
 
Emilio Portes: ¿Cómo luchar contra los prejuicios intelectuales que hay en las escuelas de cine y los fondos de producción? Entregando mejores películas de género y haciendo más géneros. Dándole seguimiento a autores que conocen estos terrenos nonsacros y que han demostrado un estilo dentro del género como Rigoberto Castañeda, Jorge Michel Grau e Isaac Ezban.


"Me atrevería a decir que eso está cambiando poco a poco [...] Pero estoy de acuerdo que debería pasar más y que sería increíble que los festivales importantes mexicanos también le dieran validez al cine de género".
​Isaac Ezban



​Isaac Ezban: Afortunadamente me atrevería a decir que eso está cambiando poco a poco (me siento muy afortunado al poder decir que yo mismo soy una prueba de esto). Mi segunda película Los Parecidos es una cinta de ciencia ficción que fue apoyada por estímulos estatales para su producción. Me siento enormemente agradecido y afortunado por esto. Confiaron en la película y ahora el resultado habla por si mismo. También ha pasado en algunos otros casos. Pero estoy de acuerdo que debería pasar más y que sería increíble que los festivales importantes mexicanos también le dieran validez al cine de género. Para encontrar esta validez pues hay que seguir avanzando, seguir filmando, y por supuesto que debemos buscarla. el cine de género merece la misma validez que cualquier otro tipo de cine.
 
Ulises Guzmán: Se ha buscado esa valoración durante mucho tiempo y no se ha dado. Es curioso, porque esas mismas autoridades cuando realizan muestras de cine mexicano en el extranjero inmediatamente voltean al cine de género y no a las aburridérrimas y vacuas jaladas autorales que generalmente producen. La producción asistencial de los institutos parte de su ignorancia y desprecia enormemente al cine de género. La película “México Bárbaro” es un ejemplo de lo que se debe de hacer. Sea como sea, hoy en día es una película bastión del cine fantástico mexicano. Exitosa en casi todas partes del mundo, exitosa en festivales mexicanos (claro, salvo los festivales mamones que aún forman su programación sobre la base de determinaciones de conveniencia). Dicha película fue filmada bajo cánones múltiples y uno de ellos es el de cooperativa. Nos unimos y la película ahí está, sin necesidad de andar pidiendo chichi.
 
Edna Campos: Creo que la responsabilidad de los realizadores es contar las historias que quieren contar, no la que les indique la cultura oficial o las que les indique la moda. Me he topado con casos de quienes hacen cine de terror porque “está de moda”, aunque ni siquiera les gusta el género. No deben estar esperando a que se les otorguen fondos gubernamentales, hay que encontrar la manera de hacerlo por otras vías. El género ha dado sus mejores cosas justamente desde la independencia. La Universal encontró que podía hacer mucho dinero haciendo películas de monstruos, estamos hablando de Hollywood, pero aquí es un contexto muy distinto porque no hay en realidad una industria, justamente porque casi todo viene de fondos estatales y no importa si se recupera o no la inversión. A lo mejor cuando se den cuenta de que el cine mexicano de terror funciona, se empiece a invertir más en él, pero eso todavía no ha sucedido.
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Sobre los espacios para el cine de género

Emilio Portes: Hay que aumentar los consumidores de películas mexicanas. Hay que partir de esto. Y si el terror, la acción, la comedia negra o los westerns (que no hay) nos ayudan a abrir brecha en las salas comerciales y los medios masivos como la tele abierta, mejor. Siento que el cine mexicano debe sobrepasar los festivales y los circuitos culturales para llegar a la sobre todo a la televisión abierta, quien sigue moldeando la forma de pensar de la mayoría de los mexicanos. Tenemos que exigir, como cineastas pero sobre todo como espectadores, el ver nuestro cine en horarios estelares, en aerolíneas mexicanas, autobuses nacionales y en los complejos de cine comerciales. Que en los streamings de paga nos saquen de las categorías de latinoamericanas o en español, y que nos pongan donde están las terror y las de comedia para que nos encuentren más rápido. Si generamos necesidad por un producto nacional podríamos tener mejores recaudaciones (que hasta ahora son fenómenos contados)  y por lo tanto mejores presupuestos para entregar mejores productos.
 
Ulises Guzmán: Yo conocí Feratum como jurado invitado. Más tarde, en la segunda edición yo me uní como director de programación. Así hasta la fecha. Nosotros hemos decidido ser la caja de resonancia de todo aquel cineasta mexicano que tenga un trabajo relativo a esos géneros y que lo quiera mostrar al público (obvio mientras tenga una calidad técnica y dramática). Sin discriminar si forma parte de alguna de las mafias que se despliegan en el ambiente cinematográfico mexicano, sin fijarnos si viene de tal o cuál escuela o tal o cual preferencia. Nosotros somos incluyentes, no hacemos alfombras rojas nada más para que nos vean desfilar en ella, no armamos un show para el lucimiento personal  (eso sí con dineros estatales), no nos consideramos monopolio de nada.  Sabemos que el cine debe de ser visto por todos y no sólo por un clancillo. Sabemos que el cine mexicano, y quienes lo hacen, son los que deben de ser apoyados. Con mucho orgullo te comunico que a cuatro ediciones del Feratum,  hoy en día nosotros hemos dado una bocanada de aire fresco al cine de género mexicano y que estamos marcando la tendencia. Hemos roto con inercias y vamos hacia arriba.

"Nosotros (en Feratum) hemos decidido ser la caja de resonancia de todo aquel cineasta mexicano que tenga un trabajo relativo a esos géneros y que lo quiera mostrar al público". Ulises Guzmán



​Edna Campos: En el caso del Festival Macabro, la forma en que surgió fue muy fortuita, en ese momento en México no había festivales, y no me refiero a festivales de cine de terror, sino de cine en general. No había festivales de cine, entonces era una cosa muy rara la que estábamos haciendo cuando empezamos. Yo ya tenía la experiencia de haber trabajado con mi amigo Arturo Castelán en el Festival Mix, y ya sabía que levantar un festival de cine era algo muy raro, era de gente rara que estaba apostando por algo nuevo, muy nuevo, no había estándares, nos estábamos lanzando a conquistar el desierto. Con el trabajo en el Mix, un festival sobre diversidad sexual cuya temática en ese momento era muy complicada, aprendí mucho. Es un cine muy underground y también muy fuerte, y ahí me di cuenta de lo mucho que compartía con el cine de terror, en Mix vi mucho cine de terror muy raro que no sabía que existía, y fue cuando decidí hacer un festival para poner estas películas. Lo dije ahora y lo he dicho siempre: yo no hubiera hecho un festival de cine de terror por poner Pesadilla en la calle del infierno, porque no fue lo que motivó a la existencia de Macabro, sino sacar a la luz todo este material tan extraño, tan desconocido, que no se podía ver en otro lado y que consideraba que valía la pena mostrarse.
 
Desde el principio, desde el segundo o tercer Macabro, ya presentábamos películas latinoamericanas. Hoy no es nada raro ver en nuestro festival y otros de este tipo que presenten como sus highlights películas latinoamericanas, pero cuando empezamos, con pasar una película latinoamericana te arriesgabas a que la gente te reclamara, era un riesgo poner una película chilena, o brasileña, o argentina. Cuando empezamos con Macabro no había cine de terror mexicano, era muy escaso, y lo sigue siendo. Parece que hay más de lo que realmente hay, se hacen muy poquitas películas, es muy complicado programar títulos mexicanos cada año, sobre todo hoy que ya hay más foros y todos nos estamos disputando las películas.
​



Rafael Martínez García (Michoacán, 1990)
Guionista y realizador audiovisual. Ha escrito y dirigido tres cortos de ficción, seleccionados en festivales internacionales como Guanajuato y Morelia. Es también organizador y programador de festivales y eventos cinematográficos. Actualmente, estudia guión de cine y TV en el CCC y dirige la revista digital Plot Point.

@rafaelmtzgarcia

Carlos Tello de Meneses (Estado de México, 1989)
Es guionista, maestro y artista marcial. Fundador del Mamastrofismo. Crea universos fantásticos  y diseña batallas y peleas compulsivamente. Actualmente estudia el Curso de Guión Cinematográfico en el CCC.

@GurthrogSolrac
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