Por Carlos Tello de Meneses Vega 1. El gusto es una cosa curiosa. De muchas maneras, el conjunto de nuestros gustos forma una imagen reveladora sobre el tipo de persona que somos. Aquellas cosas que nos llaman (o nos repelen) lo hacen por razones que varían en complejidad y profundidad, la mayoría de ellas, una combinación de contexto y coincidencia. ¿Nuestra película favorita habría sido la misma si ese día en que fuimos al cine a verla hubiera llovido y no la hubiéramos podido ver hasta meses después? ¿O qué hubiera pasado con aquella serie favorita de nosotros que vimos por primera vez mientras cambiábamos de canal al azar? Algo que nos pudiera haber encantado a los 17 años nos podría molestar de sobremanera a los 32. El gusto, justo como las personas, cambia. Evoluciona. En fin. Últimamente he estado viendo muchas películas protagonizadas por luchadores. Y no me refiero a esas encantadoras reliquias de nuestro cine nacional, protagonizadas por El Santo, Blue Demon y Mil Máscaras, sino a las películas estelarizadas por figuras de la WWE como Steve Austin, Randy Orton y Kane. Aunque no es sorpresa para muchos que estos atletas/artistas ofrezcan sus (muchas veces limitados) talentos actorales al servicio del séptimo arte, mucha gente se sigue sorprendiendo cuando les explico que existen los WWE Studios, una filial de la World Wrestling Entertainment dedicada exclusivamente a producir y distribuir contenido cinematográfico. ¿Qué tipo de películas producen? El tipo que podrán encontrar en los contenedores de 35 pesos de Wal-mart. Sólo digamos que no ganarán premios de la Academia en un futuro cercano. En su mayoría, las películas de los Estudios WWE son “DTVs” (Direct-to-Video). Películas que nunca han sido, ni serán, exhibidas en cine debido a su baja calidad, barata manufactura y limitado público en mente. Aunque se producen “DTVs” de varios géneros (entre ellos el thriller, el western, el horror y uno que otro drama) este tipo de cine ha sido identificado con un género en particular: la acción. Detrás de películas como The Condemned, The Marine 2, 12 Rounds: Reloaded y Hard Target 2 hay una sola cosa en mente: ofrecerle a su público la dosis necesaria de explosiones, putazos y testosterona que están buscando. ¿Tramas con sentido? ¿Actuaciones creíbles? Mejor busquen en otro lugar porque podrían salir decepcionados. Los elementos en juego aquí son otros. Estamos en el reino de las estrellas de acción venidas a menos (la santa trinidad de las “DTVs” de acción son Steven Seagal, Dolph Lundgren y Jean-Claude Van Damme), las locaciones en Europa del Este y los títulos con “venganza”, “sangre” o “pistola”. Para muchos, ver este tipo de películas es una pérdida de tiempo (por ejemplo, en estas semanas pude haber usado esas horas para ver la filmografía completa de Bela Tarr, aunque no, gracias). De hecho, varios amigos míos no han dejado de mencionarlo. Sin embargo, hay algo que siempre olvidan: cada quien busca algo diferente en las historias que consume. Personalmente, soy el tipo de persona que necesita ver con cierta frecuencia a Scott Adkins partiendo madres en el sudeste asiático. Tal vez otros no tengan esa necesidad, pero yo sí. Y eso último es algo que muchos cinéfilos olvidan constantemente: el por qué gravitamos hacia cierto tipo de historias en ciertos momentos. |
| Carlos Tello de Meneses Vega (1989) es guionista egresado del Centro de Capacitación Cinematográfica. Escribe sobre cine y televisión. @gurthrogsolrac |
June 2020
March 2020
February 2020
February 2018
December 2017
September 2017
August 2017
June 2017
May 2017
April 2017
February 2017
January 2017
December 2016
October 2016
September 2016
May 2016
March 2016
January 2016
December 2015
November 2015
September 2015
August 2015
July 2015
May 2015
March 2015