Por Mariano Murguía Antes que nada quiero decir que este artículo es imparcial. Mi película favorita de la historia es Toy Story. Desde 1995 hasta 2010, Pixar, tuvo una gloriosa época dorada donde era el indiscutible líder de animación por computadora. Durante sus primeros quince años su principal contrincante fue Dreamworks (Spielberg queriendo una tajada del pastel de tecnología que se cocinó veinte años en Lucasfilms). Toy Story 3 fue la película más taquillera en 2010, seis años más tarde es la número tres debajo de Frozen de Disney y Minions de Illumination. El trono de la animación es algo difícil de mantener. Toy Story es el resultado de un sueño que tuvieron los trabajadores de Graphics Group, uno de los tantos tentáculos de Lucasfilms en 1979 (apenas dos años después de Star Wars). En un principio, el objetivo era desarrollar tecnología para gráficos por computadora, hasta que llegó el hombre del apellido del empleo, Steve Jobs. El año era 1986, Steve, el mesías de la tecnología, compró Graphics Group y la convirtió en el primer estudio de animación por computadora. Desde ese momento, el equipo tenía el objetivo de algún día hacer un largometraje hecho completamente con esa técnica. Ese mismo año hicieron su primer cortometraje, Luxo Jr, acerca de una lámpara que se mueve sola. Aunque los resultados eran sorprendentes para la época, aún estaban a millones de dólares y varios años de distancia de Toy Story. El mesías se convirtió en mecenas, derramando dinero en una compañía que lo más que hacía era comerciales para Listerine. En 1991, hicieron el pacto de hacer la primera película animada digitalmente, aún a cuatro años de Toy Story. En 1994, a un año del estreno de la primera aventura de Woody y Buzz, Jobs estaba en su casa bebiendo vino caro con Bill Gates, estaba a punto de vender Pixar a Microsoft , cuando recibió una llamada de Bill Murray diciéndole que la película sería un hit (este último dato está dramatizado, sólo se sabe que estuvo a punto de vender Pixar a la compañía de Windows. Tómese la libertad de imaginar a sus actores favoritos interpretando esa anécdota falsa). Muchos dicen que el mejor invento de Steve Jobs fue el iPod, pero su mejor decisión fue no vender al estudio responsable de la película más taquillera de 1995. El éxito de ese formato nuevo de animación hizo que todos los estudios de Hollywood quisieran hacer su propia película por computadora. En 1998 Dreamworks, una compañía de Steven Spielberg, fue la primera competencia directa de una manera poco elegante. Si ellos hacen una película de bichos (A Bug’s Life), nosotros vamos a hacer una de hormigas (Antz). Aunque el segundo largometraje de Pixar está lejos de ser lo mejor de la compañía, no deja de ser un homenaje a Los Siete Samurai de Akira Kurosawa, por no mencionar que fue la tercera más taquillera del año. La siguiente movida era lógica y podría haber sido la receta para el desastre: entrar al mundo de las secuelas. Toy Story 2 iba a estrenarse directo en video sin pasar por las salas de cine. La historia en que Woody se encuentra con su pasado tenía todos los ingredientes para que fuera una mala película: ponle familia al protagonista, saca al malo ese del que hablaron la película anterior pero nunca salió, ¡ah! y métele un chistecito de Star Wars. Aunque tiene todos estos elementos, la historia funciona sin necesitar de su predecesora. No conozco a nadie que no llore cuando la vaquerita canta en la ventana. Pixar encontraba una manera de hacer reír y reflexionar a todos sin la sensación de moraleja tradicional que hasta entonces tenía el cine de animación. “Las historias que se cocinaron durante todos los años en que se gestó la tecnología, son lo que ha sostenido al universo Pixar" Todo iba perfecto en el camino de Pixar, vender juguetes ni siquiera se sentía como mercadotecnia porque los personajes eran juguetes. Nuestro dinero era de ellos en cualquier película que decidieran sacar después. Recordemos que Disney, la monstruosa corporación, eran los encargados de distribuir las producciones de Pixar, pero ellos querían la mitad de las ganancias. Steve Jobs y los directivos de Disney pelearon por dinero durante muchos años hasta que en 2006 se vendieron definitivamente a la compañía de Mickey Mouse por 7.4 billones de dólares (años antes de que compraran Marvel y Star Wars). Mientras la gente de negocios luchaba por dinero, la gente que les hacía ganarlo se concentraba en las películas. Un hombre de nombre poco popular, que estuvo en Pixar desde el principio, era su director creativo. John Lasseter, director de Toy Story, se negaba a hacer más secuelas y llegó a un acuerdo de caballeros con Disney de lanzar sólo películas originales. En 2001 se estrenó Monsters Inc., y aunque fue superada ese año en taquilla por Shrek, la tercera película de Pixar es infinitamente superior a la del ogro en el mundo de un cuento de hadas. El éxito que tuvo durante esa época el equipo dirigido por Lasseter, conformado por nombres aún menos populares (Pete Docter, Brad Bird, Andrew Stanton y Lee Unkrich) estaba basado en el trabajo en equipo. Las historias que se cocinaron durante todos los años en que se gestó la tecnología, son lo que ha sostenido al universo Pixar. El diseño de personajes, el desarrollo dramático y la animación son tres partes colosales dentro de una película de esta naturaleza. Todo el equipo se involucra en los distintos procesos, logrando historias sencillas y poderosas que no sólo tienen a un burro que cuenta chistes con la voz de Eddie Murphy (Eugenio Derbez, si usted tiene Blim). Durante la primera década del milenio, Pixar fueron los Beatles de la animación por computadora, siempre imitados, nunca igualados. Una discusión que puede disolver amistades es elegir una favorita entre Monsters Inc. y Toy Story 3. Aunque la crítica asegura que Wall-E es la mejor, con su universo post-apocalíptico y la primera media hora de película sin diálogos, otros pueden objetar que el principio conmovedor de Up es lo mejor que se ha hecho en animación 3D. Buscando a Nemo es la favorita de muchos con un mensaje ecológico que no se siente (nadie parece haber entendido porque las tiendas de mascotas no paran de vender peces payaso y cirujano). Ratatouille es una metáfora del proceso artístico y nos muestra cómo debe ser dirigir una película de Pixar, mueves las manos de alguien que diseña, dibuja y anima algo que se pensó en equipo. Algunos odian Cars de John Lasseter, yo creo que es una excelente película sobre no olvidar los orígenes, algo que de seguro estaba sintiendo el también director creativo de Disney Animation. Antes de pasar a lo que sigue, quiero dejar en claro un dato duro, no hay mejor película de superhéroes que Los Increíbles, con guiños a Watchmen, James Bond y X-Men dentro de una familia del modelo de Los Simpson. “Durante la primera década del milenio, Pixar fueron los Beatles de la animación por computadora, siempre imitados, nunca igualados” En 2010, la época dorada terminaba con la película que cerraba la primera trilogía del estudio. Quince años después, los que amamos la primera película fuimos a ver a Andy ir a la universidad y dejar sus juguetes en una guardería. Recuerdo haber ido con mi novia de la adolescencia al cine y llorar por no querer crecer y terminar la preparatoria. La película es perfecta con su dosis de nostalgia y un final infalible. Los personajes nuevos como el oso comunista malvado y el puercoespín que explica la trama son memorables. Después de años de resistirse, Pixar había sucumbido al mundo de las franquicias con elegancia. El año siguiente se estrenó la única película que me ha decepcionado del estudio. Cars 2 tiene todo lo aburrido de una película de espías y es el tipo de secuelas que Pixar había logrado evitar. Haz lo mismo pero con más explosiones, más lugares, más complejidad. John Lasseter es el responsable de esta película que nos hacía ver que ni siquiera Pixar es perfecto. Toy Story 3 seguía siendo la película más taquillera de animación 3D, pero no por mucho tiempo. El musical de princesas parecía haber desaparecido de la mano de la animación tradicional en 2D con La Princesa y el Sapo en 2009. En 2010, Enredados de Disney, fue el primer intento por llevar el popular género a la animación 3D. Valiente fue el siguiente paso de Pixar en 2012, también en un universo de cuento de hadas. La tercera es la vencida y por eso en 2013 Disney se regodeaba con el éxito de Frozen a nivel internacional. La cinta, producida por Lasseter, es un musical que le enseña a los niños que el amor de cuento de hadas no existe, a no pensar como princesa y ser libres y construir su propio castillo de hielo lejos del pueblo si eso es lo que te hace feliz. Los estudios que no lograban igualar a Pixar habían hecho exactamente eso y ahora eran competencias cada vez más tangibles. El verano pasado vimos un brillante destello del Pixar más elegante, Intensa Mente es desde su título una obra maestra. La película de Pete Docter llevaba mucho tiempo siendo desarrollada dentro del estudio y vio la luz hasta que fue perfeccionada, al igual que los proyectos gloriosos del principio. Ahí se encuentran todos los elementos clásicos: un personaje sale de su zona de confort para encontrar en un viaje que la vida es difícil pero eso te hace crecer. Lo innovador es que todo sucede dentro de la cabeza de una niña pre-adolescente. El sueño que tomó veinte años en hacerse realidad es hoy uno de los negocios más perseguidos por todos los estudios. Mientras que Pixar ya confirmó Cars 3 (2017), Toy Story 4 (2018) y Los Increíbles 2 (2019), Illumination hará Mi Villano Favorito 3 (2017) y El Grinch (2018). De lado de los que nos entregaron cuatro películas de Shrek viene otra trilogía de Kung Fu Panda. Las últimas películas de Disney son las que recuerdan al Pixar original con: Ralph el Demoledor, Zootopia, Big Hero 6 y Moana que se estrena este año y promete mucho. Cuando Steve Jobs invirtió millones de dólares, fue John Lasseter quien desarrolló los primeros logros hasta llegar a Toy Story. El ahora director creativo de la corporación tomó la decisión de cosechar secuelas con Pixar y hacer películas originales con Disney. Lasseter es director creativo de ambos estudios que al fin y al cabo pertenecen a los mismos dueños. El único proyecto original en puerta para Pixar se llama Coco (2017), con el tema del día de muertos mexicano. Probablemente uno de estos días, el espíritu de Steve Jobs llegue por la noche a jalar las patas de John Lasseter y le recuerde el día que hizo un acuerdo de caballeros con Disney para no hacer más secuelas.
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June 2020
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