Por Rafael Martínez García Nunca me enseñaron a escribir un cortometraje, y por eso mismo, nunca aprendí a hacerlo. Mi primer acercamiento serio al cine fue cuando tomé, hace ya ocho años, un taller de guión impartido por el CCC en el Centro de las Artes de Guanajuato. La convocatoria decía que escribiríamos un cortometraje durante cuatro fines de semana completitos y con la asesoría de grandes profesores (Beatriz Novaro, Gabriela Vidal, Alejandro Mendoza y Diana Cardozo), pero al final esto no pasó. El cupo máximo para el taller era de 10 personas pero sólo nos inscribimos 5 (¿pueden creerlo?). Por poco no se lleva a cabo, pero afortunadamente los responsables decidieron aprovechar que éramos un grupo pequeño para ponernos mejor a escribir largometrajes. Así que ahí tienen a mi yo de dieciséis años empezando a escribir una película sin antes haber hecho funcionar una historia en unas diez páginas. Claro que me salió terrible, pero bueno, eso ya no es importante. Cuando hace unos días presentamos nuestra última mesa de "Plot Point Talks" en el marco del festival Shorts México, platicaba con Elisa Miller minutos antes de comenzar y en algún momento me dijo: “en la escuela nunca nos enseñaron a escribir largometrajes”. Ella estudio dirección de cine en el CCC, y yo ahora estudio en la misma escuela el curso de guión donde, al contrario, siempre nos hemos enfocado a la escritura de largos. ¡A mí nomás no me toca, pues! Los estudiantes de dirección del CCC pueden pasar meses escribiendo y reescribiendo cortometrajes y lo hacen así hasta el final de la carrera. Sus tesis, de hecho, son cortos; pero cortos que muchas veces tienen más aspiraciones a ser largometrajes y terminan quedándose en ese limbo antes conocido como mediometraje.
Hace unos días en la cafetería de la escuela escuché una conversación entre dos chicas que estaban trabajando en sus tesis: –¿Al final cuánto duró tu corto? –preguntó una de ellas. –Treinta y siete minutos –le respondió la otra. (Y yo casi me caigo de la impresión). –Ah, qué bien, sí lograste recortarlo. –Sí, al principio duraba cuarenta y cinco. –¿Y el guión, cuántas páginas tenía? –Como unas veinticinco, y de hecho le quité dos escenas. Tradicionalmente, el cortometraje debe durar entre dos y treinta minutos, o por lo menos eso es lo que las convocatorias de festivales nos han enseñado. Aunque se dice que preferentemente deberían estar entre los cinco y quince, y que lo ideal es que duren diez. La medida 'estándar' de los diez minutos es herencia del viejo cine, pues los rollos de película duraban aproximadamente ese tiempo, aunque de alguna forma se ha aceptado la idea de que es la duración más conveniente para el cortometraje; incluso el 99.9% de los concursos de guión de corto piden que éstos tengan como extensión máxima 10 páginas (oh, el gran engaño de la página-minuto… ¡otro tema interesante!). Sobre cómo escribir largometrajes y hasta series de televisión hay una cantidad muy importante de libros publicados, pero sobre cortometraje apenas alguno por ahí, además de un puñado de recomendaciones vagas en revistas o blogs. El corto es un territorio sin ley, y es por eso que la diversidad de propuestas bajo este formato posee incluso mayor riqueza que en el apartado de largometrajes. Tiene mucho que ver, además, la libertad tan grande que ofrece el corto para la expresión de los cineastas, pues no hay compromisos que cumplir con productoras, distribuidoras o exhibidores para poder volverse rentable como una película de largometraje.
Muchas veces el cortometraje suele verse como un ‘género’ menor, como un mero ejercicio de calentamiento o como un producto estudiantil. Hay que errar primero en chiquito, dicen por ahí. A diferencia de la literatura, por ejemplo, donde un escritor puede ganar mucho prestigio como cuentista, en el cine prácticamente no hay casos de exitosos cortometrajistas que se queden explorando el formato y perfeccionándolo a lo largo de toda su carrera. De hecho, el realizador que no ha filmado más que cortos ni siquiera es considerado como un verdadero cineasta por la ‘industria’ cinematográfica. Lamentable. A mi parecer, el principal problema por el que el cortometraje no logra distinguirse como género independiente es que no tiene una salida comercial. Su distribución y difusión se limita a los festivales, las colecciones en DVD (que se hacen muy poco) y finalmente a internet. Una forma en la que los cortometrajes han podido tener más presencia en las pantallas es ‘disfrazados’ de largometrajes en las llamadas antologías cinematográficas, películas compuestas por una serie de cortos bajo algún tema central, como Paris je t'aime o ABC’s of Death, dirigidos casi siempre por diferentes directores, o casos como la exitosa Relatos Salvajes, con seis cortos dirigidos únicamente por Damián Szifron. Hay quienes también han usado el cortometraje como mero trámite para llegar al largometraje, como el sonado caso de Whiplash de Damien Chazelle, o a veces puede convertirse en una poderosa tarjeta de presentación, como lo fue para Fede Álvarez su famoso corto Panic Attack, con el que llamó la atención de Hollywood y terminaron ofreciéndole la dirección del remake de Evil dead. Aún con todo esto, el territorio sin ley del corto es el mismo por el que la gran mayoría de los cineastas dieron sus primeros pasos. Muchos de los grandes directores de hoy han pasado por ahí, Tim Burton, Martin Scorsese, David Lynch, Christopher Nolan, Alfonso Cuarón, Alejandro G. Iñárritu, Stanley Kubrick, Steven Spielberg, Quentin Tarantino, etcétera. Algunos de ellos, incluso, han vuelto a hacer cortos después de varios largos.
Seguramente, para muchos, el acercamiento al cine a través del cortometraje está más lleno de interrogantes que de certezas. La mejor herramienta que puede usarse aquí es la intuición, y ya si uno quiere, hacer caso de las recomendaciones para escribir un corto que aparecen por ahí repetidamente: tener muy pocos personajes, solo una situación dramática, nada de subtramas, un final contundente, y algunas otras. Lo que sí es un problema es que, al tratarse muchas veces de los primeros trabajos de muchos realizadores, éstos tienden a querer demostrar en el cortometraje TODAS sus capacidades y terminan por escribir guiones complicadísimos. Aquí sí no hay de otra: MENOS es MÁS. Todos estos temas y algunos más fueron los mismos con los que me propuse moderar la mesa “Cómo escribir un cortometraje exitoso” dentro de las ya mencionadas Plot Point Talks en Shorts México, y como en ella Alejandro Iglesias (guionista/director), Patricio Saiz (guionista), Alfredo Mendoza (guionista) y Elisa Miller (guionista/directora) pudieron reflexionar, se me ocurrió que ahora podía pedir algunas opiniones complementarias para este texto a otras figuras importantes en el tema: los programadores de festivales de cine. Ellos tienen cada año la responsabilidad de ver un montón de cortometrajes mexicanos para conformar sus selecciones oficiales. Así que, gracias a esta práctica, pienso que ellos pueden aportarnos mucho. Le hice las mismas seis preguntas al respecto a Jorge Magaña (Director y fundador del Festival Internacional de Cortometrajes de México SHORTS MÉXICO), Miguel Novelo (Director y programador del Campeche Film Festival), Narce Ruiz (Programadora del Festival Internacional de Cine de Monterrey), Alejandro Valencia (Programador CineMA, Festival de Cine México-Alemania), y Adalberto Romero Rojas (Director del Festival Internacional de Cortometrajes de la Diversidad Social TODOS SOMOS OTROS), a quienes agradezco mucho su colaboración. Estas fueron sus respuestas: Actualmente, ¿qué temas abordan con mayor frecuencia los realizadores mexicanos de cortometraje? JORGE MAGAÑA: Los temas más recurrentes quizá sean los que están relacionados con temas universales como el amor, al soledad, la muerte. Casi siempre es un conflicto que hace que la historia se mueva hacia algún lado. Lo que he percibido es que son temas que están también relacionados con los temas sociales, económicos y políticos del momento como el desempleo y las narco historias, narco-dramas. MIGUEL NOVELO: La cinematografía mexicana, así como todos los medios de comunicación, está permeada por temas de violencia. En su mayoría con relación al narcotráfico seguido por el tema de la migración. La muerte en sus distintas formas ya sea su homenaje o temor a ella es el común denominador en la mayoría de producciones del cortometraje. NARCE RUIZ: Diversidad de género y denuncia social. ALEJANDRO VALENCIA: Siguen teniendo preponderancia las historias que abordan la cotidianidad de los personajes en el contexto del país. ADALBERTO ROMERO: Violencia, hablando en términos generales. Particularmente narcoviolencia. ¿Qué tipo de historias crees que se explotan mejor en el formato de cortometraje? JORGE: Las comedias y dramas son las que se aterrizan más o son mejor logradas. MIGUEL: Sin duda creo la comedia es la que triunfa en el formato, sin embargo considero que es un genero muy complicado de realizar y que no es tan común en la producción mexicana. Aún así, desde mi muy particular punto de vista, las historias para cortometraje deberán siempre desafiar de una u otra manera al espectador, al tenerlo concentrado en poco tiempo, las historias pueden gozar de ciertos privilegios y presentar ideas trascendentales. NARCE: Los dramas domésticos. ALEJANDRO: Aquellas que van directo a su objetivo, sin florituras en el guión tratando de convertirse en una "mini película". ADALBERTO: No considero que haya algún tipo de historia que se explote mejor. Dentro del ámbito social, todas por igual. ¿Qué tanto persiste la idea de colocar un inesperado 'giro' dramático hacia el final de un cortometraje? JORGE: Quizá es una constante que se realizó mucho en los años 90, pero sin duda se sigue haciendo, pues al tener menos tiempo para desarrollar una historia es más común o más fácil que una historia tenga un giro o final inesperado para tener una reacción en el espectador. Sí persiste. Ahora también vemos cortometrajes donde vemos finales más abiertos, sin un final como tal para que el espectador le de su significado o fin. MIGUEL: Se aplaude el giro si es realizado de una manera inesperada, lógica o "inteligente". En nuestra convocatoria encontramos un balance en cuando a las historias, no todas tienen este gran giro al final, y de los cortometrajes que los tienen, no todos presentan una gran resolución. En sí la idea persiste pero no a un punto de ser demasiado. NARCE: En realidad, no tanto. ALEJANDRO: Parece que hay tendencia a la baja en ese sentido, lo cual resulta positivo, ya que las historias se sienten más frescas sin que como espectadores tengamos que estar esperando la sorpresa final. ADALBERTO: Persiste mucho, es un recurso recurrente. La corta duración lo valida. Bien usado, es brillante. ¿Existe una variedad real de géneros en el cortometraje mexicano, o alguno(s) predomina(n) por mucho? JORGE: El cortometraje es ecléctico, y por eso más atractivo. No se limita a las cuestiones comerciales ni a complacer al espectador. Es diverso en su temática y en su estética. Hay una variedad de géneros, aunque el drama y la comedia predominan. MIGUEL: Existe variedad por la gran cantidad de cortometrajes que se realizan en el país, pero al menos en nuestra convocatoria ciertamente predomina el drama. NARCE: Cada vez hay más diversidad, se aventuran a la acción, el thriller y las animaciones se llevan las palmas. ALEJANDRO: Por fortuna es variado. Pese a que hay ciertos temas recurrentes como el problema del narco, la vida rural, los problemas de juventud, etc., el espectro se ha ido ampliando, por ejemplo, hacia el cine de horror. ADALBERTO: No sé cual predomine. Sí creo que hay cineastas de todo género, publico para ello y consecuentemente festivales de todo género. ¿Crees recomendable que los cortometrajes tengan cierta duración, o podría ser cualquiera? JORGE: Lo mejor es un cortometraje corto. El ideal sería entre 10 y 15. La duración te la da la historia, el guión. Cuándo un cortometraje no resuelve o va resolviendo a la mitad y te tienes que esperar al final para ver de qué iba, de qué trataba, creo que es fallido. El cortometraje no debe de dejar de atraparte, todo el tiempo te debe de estar dando información. Hay cortos de 5 minutos que te mantienen al tanto de lo que pasa como “El héroe”, de Carlos Carrera. Los cortometrajes deben de desarrollar personajes y ambientes muy rápido, no deben de aletargarse para saber de que van. Para cuestiones de difusión y distribución, alrededor de los 10 es excelente. Pero sin duda no se deben de limitar las historias al tiempo, cada película tiene su propia extensión. MIGUEL: Pues como en todo, existen ejemplos de grandes cortometrajes de treinta segundos hasta los que se aproximan a la media hora. Creo que la historia dictamina muy bien los tiempos, eso sí, sin duda es mucho mas fácil programar un cortometraje de poca duración. NARCE: En lo personal, entre más cortos mejor. Menos de 15 min. ALEJANDRO: Eso debería ser dictado por la propia narrativa del corto, se puede tener un cineminuto tan meritorio como una película de treinta minutos. ADALBERTO: Nuestro festival TODOS SOMOS OTROS limita el tiempo de los cortometrajes concursantes a 20 minutos. El gran reto del corto es completar una narración en poco tiempo. Sintético, claro, emocionante y placentero. Un cortometraje de 25 minutos empieza a desfigurar el concepto de cortometraje dirigiéndose al largo. El mediometraje (de 30 a 60 minutos) es poco común, decir que no es corto ni largo es una respuesta falsa. Los programas televisivos de 1 hora duran 46 minutos, son mediometrajes divididos en 4 segmentos. ¿Por qué a nivel cinematográfico se hacen pocos? La estructura de tiempos en el cine comercial tiene que ver. Pero a nivel festivales no debería importar. ¿Existen festivales de mediometraje? Regreso al corto. Estoy convencido que el cortometraje documental necesita más tiempo que el de ficción. Quizá entre 20 y 30 minutos para hacer un buen planteamiento. Los cortos de ficción me gustan entre 10 y 15 minuto. La animación es sumamente flexible, la duración no implica nada. Resalto la popularidad del cineminuto, un género en si mismo definido por el tiempo. La oferta de información visual nos exige cada vez más ser sintéticos. Breves y robustos. ¿Cuál, o cuáles son los principales errores que cometen los realizadores en sus ejercicios de cortometraje, y cuáles sus aciertos? JORGE: Creo que lo peor es copiar, el no ser originales. Hoy día pensar que un cortometraje es un sketch, o que es un capítulo de una serie o de un "unitario" de televisión. Los errores es no desarrollar o contar una buena historia. Sus aciertos son su creatividad y originalidad, en su guión y en su producción. MIGUEL: El principal error es querer contar una historia de 50 minutos en 15, o viceversa, querer contar una historia de 3 minutos en 15. Al final se podría decir que el guión de cortometraje podría erradicar estos problemas. Hablando en lo técnico, la edición merma muchos trabajos que gozan de gran fotografía y dirección. Posiblemente el problema mas grande que existe en la industria mexicana es el sonido, que sigue siendo el estigma de muchas producciones mexicanas. En cuanto aciertos, yo creo que los personajes, cuando nos hacen creer en la verosimilitud de personajes ya sean entrañables, indiferentes o inclusive que llegues a odiar, lo valoras mucho como programador. NARCE: Errores: clichés, abordar el tema de la frontera desde el mismo ángulo, mala dirección de actores, mal sonido. Aciertos: las animaciones, todas las cuestiones técnicas en la animación, son en lo general muy buenas ALEJANDRO: Lo que comentaba anteriormente, el no dimensionar adecuadamente las características propias del cortometraje y tratar de hacer una mini película. Los aciertos estarían precisamente, en el otro sentido, en el manejo adecuado de guion, puesta en escena y edición para narrar una historia memorable en pocos minutos. ADALBERTO: Los principales errores son técnicos, mal audio, contraluces quemadas, errores de continuidad. Y esto se explica fácilmente. El cortometraje muchas veces se hace con muchas limitaciones técnicas y con poca experiencia y conocimiento. El mayor acierto es la imaginación, las propias limitaciones que involucra el corto (presupuesto, tiempo, no comercial), hace que la imaginación vuele. He visto cortos asombrosos, donde lo que vale es imaginar.
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June 2020
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