Por Erick Baena Crespo El pasado 12 de enero se estrenó en salas "La decisión de partir", cinta del aclamado director Park Chan-Wook. Hace una década el cineasta coreano fue homenajeado en el Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF). Y, en ese marco, fuera de agenda, visitó una reserva ecológica ubicada en San Miguel de Allende. Con el pretexto del estreno de su más reciente película, presentamos una crónica inédita sobre aquella visita sui géneris.Park Chan-Wook atraviesa en calma, sin reflectores, sin el asedio de la prensa y de fanáticos dispuestos a mutilarse una mano a cambio de un autógrafo, la entrada de El Charco del Ingenio, una reserva natural ubicada a las afuera de San Miguel de Allende, Guanajuato. Son las diez de la mañana del 29 de julio de 2012 y, a pesar de los más de 20 grados centígrados, Park viste un saco color beige, un pantalón negro y unos zapatos oscuros, de suela de goma. Nadie sabe que el cineasta coreano, autor de la Trilogía de la Venganza, compuesta por Simpatía por el señor Venganza (2002), Oldboy (2003) y Simpatía por la señora Venganza (2005), está aquí. Pasa desapercibido como los miles de residentes extranjeros que se jubilan en esta ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Park voló desde Corea del Sur y pisó, por primera vez, un país de América Latina para recibir un homenaje en el marco de la 15ª. edición del Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF), en el que se programó la referida Simpatía por la señora Venganza, el cortometraje Night fishing (2011), Soy un cyborg (2006) y Sed de sangre: versión extendida (2009), que se proyectó a la medianoche en el panteón municipal. El cineasta coreano confesó que la primera vez que escuchó la palabra “Guanajuato” fue en la película Quiero la cabeza de Alfredo García (1974), de Sam Peckinpah. “Después de 20 años de haber visto esa película, finalmente estoy aquí”, dijo en el marco del homenaje que recibió en el emblemático Teatro Juárez, lugar en el que se le entregó la Cruz de Plata. Y agregó (sin haber conocido a los taxistas kamikazes de esta ciudad colonial, tranquila y sosegada sólo en apariencia): “Los coreanos están muy ocupados y siempre compitiendo, pero en Guanajuato observo que la gente tiene tiempo para sus sentimientos y todos se ven felices. Yo quiero vivir así”. Hace cuatro días concluyó el GIFF y ahora, sin compromisos y agenda programada, el Sr. Venganza ha venido a recorrer las calles empedradas de San Miguel de Allende en plan de turista. Lo acompaña su esposa, una mujer delgada que frisa los cuarenta años, y Daniel Kandell, director de Relaciones Internacionales del Festival Internacional de Cine Guanajuato (GIFF), quien se ha convertido en la sombra de Park a su paso por Guanajuato. Park está cansado: no quiere más entrevistas, así que me conformo con ser un voyerista de su paseo, mirarlo desde afuera, seguirlo como si fuese el lente de una cámara. Días antes, al enterarme que Park estaría aquí, me acerqué a Daniel y le pregunté: —¿Puedo acompañarlos? Prometo ser invisible. Daniel sonrió y, con la amabilidad que lo caracteriza, me respondió que sí. Yo tenía los días contados como Coordinador Editorial y guionista de ceremonia del GIFF, así que quería aprovechar esa última oportunidad de conocer a un cineasta cuyas películas me cimbraron. Park se empuja los lentes oscuros sobre el puente de la nariz y baja la mirada. Nada parece apartar su vista del mapa del lugar, el cual muestra en miniatura las 67 hectáreas de la reserva. Ahora, de la mano de su esposa, Park se adentra en la reserva a través de un sendero de tierra, sorprendido por los arbustos y cactáceas que aparecen a su paso, armado con una cámara Leica que cuelga de su hombro, como un fusil en reposo. Alrededor de cien metros adelante, Park se detiene en el borde de la presa y se queda ahí, junto a su esposa, oteando el horizonte. En ese momento, Park alza su cámara, oprime el obturador de su cámara y captura el paisaje que tiene frente a él. Quizá imagina cómo hubiese sido filmar aquí aquella escena magistral de la película Oldboy, en la cual un Lee Woo-jin adolescente, el verdugo que encierra durante 15 años a Oh Dae-su —el personaje principal de la cinta—, sostiene la mano de su hermana, quien está a punto de arrojarse al río. Ella intenta suicidarse; él trata de salvarla: solloza, le suplica con la mirada. Son hermanos, pero también amantes. Del cuello de Woo-jin cuelga una cámara, similar a la que Park trae consigo. Ella le dice: «Sé que has estado asustado. Suéltame, ¿está bien? ¿Sí?». Woo-jin mueve su cabeza de un lado a otro, se aferra a la muñeca de su hermana. Ella, con la mano libre y usando como punto de apoyo el antebrazo de su hermano/amante, agarra la cámara. En ese momento, antes de soltarse, aprieta el obturador y le dice a su hermano/amante: «Recuérdame, ¿sí?». Por Erick Baena Crespo Enrique Serna es autor de cuentos, ensayos y novelas. Ha colaborado en los guiones de telenovelas como Cuna de lobos (1986), En carne propia (1990), La sombra del otro (1996) y Sin pecado concebido (2001). |
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January 2023
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