Por Rafael Martínez García No importa que sea melodrama, comedia, terror, fantasía, ciencia ficción, épica, de suspenso, thriller, policiaca, biográfica, histórica, de acción, de aventuras, falso documental, erótico, gore, musical, social, infantil, adolescente, apocalíptico, queer, comedia romántica, comedia negra, de catástrofe, slapstick, coral o western; si lo que te interesa, amigo guionista, es contar una historia de manera efectiva en el cine y no te sientes atraído por otros ‘géneros’ como de autor, de arte, de vanguardia, de museo, de ensayo, experimental, festivalero, tediometraje, contemplativo, reflexivo, posmoderno o abstracto; entonces lo ideal sería contar con todos estos ingredientes en tu historia: PERSONAJES Son el vehículo emocional de tu historia. Es a través de ellos que el público establecerá una conexión real con lo que le vas contar. Los personajes son quienes ‘padecen’ la historia, quienes la viven, accionan y reaccionan en ella. Es importante que posean ciertas cualidades, como que sean singulares, coherentes, activos, empáticos y contradictorios. Los hay de distintos tipos: simples y complejos, principales y secundarios, y muchas (muchísimas) otras clasificaciones. Yo, por ahora, me quedo con estos tres niveles: Protagónico(s): es el que carga el mayor peso dramático. En mayor medida prevalece su punto de vista y la historia nos es contada principalmente a través de él. Sus decisiones empujan el relato hacia donde es necesario. Su carácter, sus reacciones y sus decisiones son indicadores también de género y tono. Secundarios: acompañan al protagonista y, en el mejor de los casos, lo complementan. Sirven para diversificar las posibilidades dramáticas, para mostrar otras reacciones, otros puntos de vista. Son comparativos. Enriquecen la dimensión social. Anecdóticos: aparecen en la historia para cumplir con un cometido específico, y luego pueden desaparecer, o quedarse muy al fondo; incluso reaparecer cuando sea necesario. Sirven para detonar situaciones dramáticas específicas. UNIVERSO Es el contexto en el que tiene lugar la historia, tanto espacial como temporal. Los eventos pueden ocurrir en un pequeño poblado alemán durante la segunda guerra mundial, o en un planeta desértico de una galaxia muy lejana, hace mucho tiempo, o en una escuela secundaria de Colorado en 1999. Mal empleado, el contexto funciona simplemente como telón de fondo para la acción, cuando es preferible que éste tenga fuertes implicaciones dramáticas y se vuelva parte importante del relato y de los personajes. CONFLICTO Una historia es conflicto, pero no necesariamente el conflicto es una historia. El conflicto lo originan dos fuerzas contrarias que se encuentran y toda historia debe contenerlo en su núcleo. El personaje protagonista tendrá que hacerle frente a este conflicto en el momento climático. Existen tres tipos principales de conflicto: el interno (el personaje contra sí mismo), el personal (el personaje contra otro(s) personajes) y el externo (el personaje contra fuerzas externas, como un desastre natural o una entidad sobrenatural). ACCIONES Un guión debe estar construido por acciones, pues es responsabilidad del cine mostrar una historia, no contarla. Siempre tienen que estar pasando cosas en pantalla, ya sean eventos grandes como la aparición de una nave alienígena sobre el centro histórico del DF, o pequeños, como el caótico desayuno de una joven pareja antes de salir a trabajar. El cine es el arte del movimiento, y tenemos que honrar eso. TIEMPO El espacio temporal en el que transcurre la historia es muy relevante. Debemos saber relacionar el tiempo real con el tiempo ficticio de acuerdo a las necesidades de cada relato. Si estamos haciendo algo de acción, lo ideal será que todo ocurra en un tiempo real muy breve, en cambio si queremos retratar las distintas etapas de una relación amorosa, el tiempo real se distiende. De cualquier forma, en ambos casos el tiempo ficticio nos obligará a la síntesis, pero tendremos como resultado ritmos muy distintos. Funciona siempre incluir en nuestras historias una “bomba de tiempo” para obligar a los personajes a actuar cuanto antes. Si el conflicto presentado se puede resolver mañana, o pasado, o el próximo año, ¡la historia no funcionará! CAMBIO Es necesario para evitarle al espectador sentirse estafado y al exhibidor la devolución de dinero por boletos (porque pobrecitos, casi no tienen dinero). No hay peor veredicto que “en esta película no pasa nada”. Al final de la historia, algo debió haber cambiado: el protagonista venció su miedo de hablar en público, o un grupo de rebeldes derrotó al capitolio, o el detective descubrió al asesino serial. Si el personaje principal no cambia, entonces debe hacerlo su contexto. Incluso en el género que se resiste al cambio, la pieza, existe uno importante al interior del personaje (una toma de consciencia), aunque en apariencia (y en la superficie) las cosas sigan igual. TRAMA Muchas veces lo más interesante de una historia no es de qué trata, sino cómo es contada (o mostrada en el caso del cine). Hay que darle vueltas en la cabeza todas las veces que sea necesario hasta encontrar la forma ideal de presentar nuestra historia. Qué eventos mostrar, cuales sugerir y cuáles ignorar. Por dónde empezar, hacia dónde ir y en dónde terminar. Para identificar rápidamente si estos ingredientes forman parte de tu historia, podrías hacerle (y hacerte) las siguientes preguntas: ¿qué pasa? (acciones), ¿a quién le pasa? (personajes), ¿en dónde pasa? (universo), ¿por qué pasa? (conflicto), ¿cuándo pasa? (tiempo), ¿cómo pasa? (trama), ¿cómo acaba? (cambio). Una vez que tenemos todos los ingredientes, podemos pasar al proceso de elaboración…
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November 2020
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