Por Orlando Merino y Jaime García Estrada Las ficciones dramáticas audiovisuales en episodios, ya sean cotidianas o semanales, se derivan de dos grandes raíces, que a su vez provienen de la literatura: el serial cinematográfico y la radionovela. El serial en cine fue un tipo de películas que se rodaron desde finales de la primera década del siglo XX hasta inicios de los años cincuenta, justo antes del boom de la televisión, quien se adueñaría del formato para sus propios fines. La idea de crear una historia capitulada de aventuras que se interrumpía en un momento climático de suspenso para conseguir que la audiencia regresara a la sala de cine una semana después a ver la continuación, se hizo popular en prácticamente todo el mundo, atrapando la imaginación de una audiencia ansiosa de emociones vividas en las matinés y que prologaban las cintas clase B. El primer serial cinematográfico como tal se tituló Arsene Lupin contra Sherlock Holmes (1910), tuvo cinco episodios dirigidos por Viggo Larsen, producido por la compañía Deutsche Vitaskop en Alemania. Dos años después, Edison produjo el segundo serial de la historia del cine que se tituló What Happened to Mary?, dirigido por el inglés Charles J. Brabin.
En los años siguientes proliferan los seriales, tomando como idea estructural el llegar al final de cada episodio a una situación límite de suspense que se resolvería positivamente al inicio del siguiente capítulo. En la siguiente semana, se repetía brevemente el momento previo al final (teaser) para que el espectador retomara el tono del filme. Cada vez se hizo más complejo este recurso dramático y los episodios generalmente se narraban en veinte minutos. Los electrizantes finales fueron llamados cliffhangers, ya que literalmente dejaban a sus protagonistas colgando de un despeñadero. Las historias eran de misterio, acción, ciencia-ficción, horror y sus personajes muchas veces eran intrépidas heroínas adelantadas a su época. Pearl White fue la máxima estrella de los seriales norteamericanos. Uno de los más recordados es The Perils of Pauline (1914), basado en la novela homónima escrita por Charles W. Goddard, quien hizo la adaptación a guión de cine seriado, junto con Basil Dickey, George B. Seitz y Bertram Millhauser y refriteada varias veces incluyendo una versión de largometraje en 1947. Dos seriales dignos de mención son las producciones francesas Fantômas (1913) y Les Vampires (1915), de diez capítulos cada uno y ambos escritos y dirigidos por Louis Feuillade. El primer serial sonoro fue El rey del Kongo (1929) dirigido por Richard Thorpe, con la participación de Boris Karloff como el villano de la historia. Un par de años después, Karloff se erigiría como uno de los pilares del cine de horror recordado sobre todo por su caracterización como el monstruo de Frankenstein. El serial El rey del Congo fue parcialmente hablado (Part Talking), pues tenía escenas todavía mudas, debido a la dificultad técnica de sonorizar completamente un filme. En México se realizó el serial silente La banda del automóvil gris (1919), que desgraciadamente sería mutilado para editarse como largometraje sonorizado en la década de los treinta. En este serial se mezclaba realidad y ficción de uno de los casos policiacos más sonados de aquella época en nuestro país. Las escenas finales de la ejecución de los forajidos son documentales.
|
Archivo
May 2021
Categorías |