Por La reina roja Queridos miembros de la corte, cortesanos, cortesanas, plebeyos y plebeyas, hoy recurro nuevamente al espacio que me da esta revista pura y casta, que no se ha contaminado aún de la corrupta publicidad. Sí, en secreto la mantengo yo con mis dádivas, pero no venimos a hablar de eso.
Amigos míos, he acudido asiduamente a la sala de cine desde que tengo memoria y, en las últimas semanas, me ha llamado la atención (sorbe un poco de té) una serie de spots elaborados por Cinépolis invitando al consumo de cine mexicano. Por Carlos Tello de Meneses El viernes 10 de marzo de este año se cumplieron 20 años de la emisión del primer capítulo de la serie Buffy the Vampire Slayer. Como celebración, muchos críticos y analistas de cultura popular escribieron artículos sobre la serie a manera de conmemoración. Algunos de estos versan sobre los elementos feministas de la serie (muchos de estos aún vigentes), sobre sus brillantes episodios y sobre su revolucionaria estructura que rompió muchos de los esquemas casi “decimonónicos” de las grandes cadenas televisivas americanas. Buffy fue, y sigue siendo, celebrada como una de las series más importantes de todos los tiempos. Buffy no sólo influenció la televisión (y la cultura popular en general) sino que ha sido motivo de un gran número de artículos académicos de un tiempo para acá [1]. Cabe agregar que la serie tiene todavía un fandom [2] robusto y activo. Por Rafael Martínez García Nunca le he temido a la hoja en blanco, simplemente porque nunca me he enfrentado a ella con la mente en blanco. Abrir un nuevo documento en Celtx, Final Draft, Word o el programa de tu preferencia para comenzar a escribir un guión, no es el principio, sino el paso final de un largo proceso de reflexión, de investigación, de análisis, de lluvia de ideas, de notas aquí y allá, de exploración de caminos y de bocetos plasmados en cualquier tipo de superficie. En mi primera columna que publiqué en este espacio, hace YA DOS AÑOS, hablé de la importancia que tiene para mí el inicio de una película. Aunque hoy el público acostumbre llegar a la sala a los 10 o 20 minutos de arrancada la proyección (porque prefiere gastar ese tiempo en la fila de la dulcería –al parecer sentarse frente a la pantalla grande sin un arsenal de palomitas, nachos con queso extra, hot-dog y ICEE grande, es inimaginable–), los primeros minutos de una película son fundamentales para varios propósitos: interesar al espectador, presentar el universo y a los personajes, y declarar el género, tono y ritmo. |
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May 2021
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