Por Carlos Tello de Meneses 50 páginas. Ni a eso llega el pequeño libro/cómic de Alan Moore llamado “Escribiendo para cómics”. Y aún así, en menos de 50 páginas, el legendario escritor ha creado uno de los mejores folletos para escritores novatos que he leído. Aunque hay muchos libros sobre escritura en el mercado, en particular sobre el arte del guionismo, hay realmente pocos sobre cómo escribir cómics. Fuera de la serie de libros instructivos de Will Eisner y el clásico Understanding Comics de Scott McCloud es difícil encontrar libros sobre la escritura para cómics que sean no sólo confiables sino accesibles para el lector novato. Alan Moore resuelve este problema con la simpleza, facilidad y sentido común con el que permea su descripción de los elementos básicos de la escritura en general y no sólo de cómics. Comprende la diferencia del proceso creativo de persona a persona y propone al lector (y a sí mismo) realizarse una serie de preguntas internas que buscan alentar el encontrar la identidad propia como escritor A diferencia de otros “manuales” de escritura, Moore se enfoca en el aspecto humano y personal que existe detrás de la escritura. Comprende la diferencia del proceso creativo de persona a persona y propone al lector (y a sí mismo) hacerse una serie de preguntas internas que alientan la búsqueda de la identidad propia como escritor. Constantemente, aconseja al lector a nutrirse de su ambiente y a buscar, más allá de relevantes, ser útiles. Propone pensar sobre el oficio. Esto no significa que Moore no ofrezca detalles o consejos puntuales para resolver ciertos problemas que uno se puede encontrar a la hora de escribir. Entre ellos está el cómo define la diferencia entre el cómic y los dos medios más cercanos a él: la literatura y el cine. Moore aconseja al futuro escritor enfocarse en aquellos elementos que no pueden ser duplicados por estos. Consejo que se puede extrapolar a cualquier medio. Por ejemplo, ¿qué hace al cine diferente del cómic, el teatro o la literatura? La búsqueda de estas respuestas, argumenta Moore, es el camino para poder incrementar el valor y eficacia de una obra. Moore dedica buena parte del primer capítulo a “la idea”, el corazón y el por qué de una historia. “La idea” es uno de los elementos indispensables para que una historia funcione y de ella dependerá el efecto emocional e intelectual que la obra tendrá sobre el espectador. Este efecto es lo que determina si una obra vale o no la pena y dependerá de la relación del escritor con su ambiente, el cómo percibe al mundo, a la gente y las relaciones entre ellos. Moore apunta inteligentemente que el mundo no necesita a 50 personas que escriban como él. Por eso la introspección es básica. El poder verse a uno mismo sin tapujos, de la forma más verídica y dolorosa que uno pueda es la diferencia entre una escritura viva o muerta. Dependiendo del efecto que uno querrá tener sobre el espectador es el aspecto de uno mismo que se debe indagar. ¿Quieres escribir una historia de terror? Analiza qué te asusta, ya que para poder hacer una enlace entre el creador, la obra y su audiencia tiene que haber un elemento humano. La materia prima de la escritura son los pensamientos y sentimientos humanos, aquellas cosas básicas que compartimos como especie y que van más allá de la afiliación política, el género, la orientación sexual o la profesión. A pesar de esto no existe una “audiencia promedio”, precisamente por todas esas diferencias que existen entre uno y otro. Aún así Moore aconseja no preocuparse por la audiencia en términos demográficos sino de sensibilidades. El material dictará a la audiencia y no al revés. Moore indaga en otros elementos básicos de la escritura como la estructura. Sin embargo, a diferencia de otros libros, no hace un estudio o definición de las diferentes estructuras que hay. Lo que hace es apelar al sentido común, aconseja buscar la estructura que mejor sirva a la historia, comprenderla y estar consciente de lo que uno hace y por qué. También, asumir las consecuencias que esas decisiones narrativas tienen sobre la historia y su efecto en la audiencia. El orden de cómo se construyen estos elementos es irrelevante pero son partes esenciales del proceso y el descuidarlos afecta profundamente la obra final. La materia prima de la escritura son los pensamientos y sentimientos humanos, aquellas cosas básicas que compartimos como especie y que van más allá de la afiliación política, el género, la orientación sexual o la profesión. Todo esto podrían parecer obviedades para cualquier escritor con un poco más de experiencia. Y en su mayoría lo son. El libro no contiene un mar de secretos sobre el oficio ni teorías que no se hayan podido encontrar antes de una forma u otra en los manuales clásicos de escritura. Sin embargo, la frescura, honestidad y sentido común con las que Moore aborda estos temas lo vuelven indispensable para la biblioteca del escritor, experimentado o no. Si esto aún no los convence, otra buena razón para comprar el libro es el epílogo, escrito casi 20 años después que el resto del libro. Un bello pasaje que aborda los altos y bajos de una larga carrera en la escritura. Esta coda es una de las piezas más íntimas que ha escrito Moore en su carrera y los 5 dólares que cuesta el libro valen la pena sólo por éste. En esas últimas páginas Moore invita con brutal honestidad y transparencia a sus lectores y compañeros escritores a arriesgarse, a cuestionarse, pero sobre todo, a amar. Amarse a sí mismos, a la gente y al mundo. No puedo pensar en un mejor consejo para un escritor[1]. _________________________________ [1] Pueden comprar Alan Moore’s Writing for Comics en Amazon México por tan sólo 95 pesos.
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