Por Rafael Martínez García En los tiempos de lo políticamente correcto, Hollywood poco a poco se ha visto obligado a cumplir en sus producciones con una cuota de género y racial con el fin de acercar sus películas a un público más amplio y cada vez más diverso. Hoy es muy común encontrar mujeres en los papeles protagónicos de películas en las que antes (no hace mucho, de hecho) sólo había lugar para los varones. Katniss Everdeen, heroína de la saga Los juegos del hambre, o recientemente Rey, la basurera sensible a la Fuerza que protagoniza las nuevas películas de Star Wars, son ejemplos muy claros. Además, pronto llegarán a la pantalla nuevas versiones de Ghostbusters y Ocean's Eleven con repartos enteramente femeninos. Pero hay que ser conscientes de una cosa: poner a mujeres “fuertes” haciendo tareas “masculinas” como personajes principales de las películas, no necesariamente le da al género femenino el lugar que merece en el cine o en la televisión, ¡al contrario!
Para medir qué tan “misógina” puede ser alguna película (o serie de TV, o novela, u obra de teatro), según la participación femenina con la que cuenta, el llamado Test de Bechdel se ha popularizado mucho en los últimos años. Surgido de las páginas del cómic Dykes to Watch Out For en 1985, autoría de Alison Bechdel (de ahí el nombre), ésta prueba a la que se han sometido muchas obras de la cultura popular consiste básicamente en aprobar tres condiciones: 1) Que en la película salgan por lo menos dos personajes femeninos, 2) Que dichos personajes hablen entre sí en algún momento, y 3) Que ésta conversación no sea acerca de un hombre. Importantes sagas cinematográficas de Hollywood como Star Wars, The Dark Knight, Pirates of the Caribbean o la misma Ghostbusters no aprueban el test de Bechdel. Incluso películas que en apariencia no podrían tener este problema como Harry Potter, (500) Days of Summer o The Little Mermaid no pasan la prueba. En ésta página: http://bechdeltest.com/ puedes consultar la lista de películas analizadas, cuáles aprobaron y cuáles no. Sería conveniente que aplicáramos el test de Bechdel a nuestros propios guiones y proyectos para así darnos cuenta de qué lugar le estamos dando a las mujeres en nuestro trabajo. No sé, quizás al no pasarlo y esforzarnos en remediarlo podríamos encontrar caminos muy interesantes para nuestros personajes, y lo digo por experiencia propia.
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