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Adaptaciones o mirar un cuadro con ojos limpios

5/19/2015

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Por Paulina Castañeda
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Cada vez es más frecuente que se realicen películas basadas en libros: se genera gran expectativa entre los lectores, y, una vez que se ha estrenado el filme, largas discusiones entre amigos y colegas para discutir si la película es mejor que el libro o viceversa. Lo que es importante resaltar es que el guión de una película no pretende ser una copia, tal cual, de la obra literaria y, por lo tanto, es necesario modificar la historia para que funcione visualmente.

Un caso interesante es Yo, robot de Isaac Asimov. El el guión fue escrito a partir de las tres leyes de la robótica que plantea Asimov en sus libros:
  1. Un robot no hará daño a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño
  2. Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la 1ª Ley.
  3. Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la 1ª o la 2ª Ley. [1]

La historia que vemos en pantalla no fue escrita por Isaac Asimov. Sin embargo, tenemos una obra de ficción (protagonizada por Will Smith) que plantea un mundo futurista con inteligencia artificial donde estas leyes son el eje de la película.

Otro ejemplo es El niño con el pijama de rayas, de John Boyne. Si bien la película está apegada al libro, la diferencia reside en que la historia está contada a través de los ojos de Bruno. El libro lo vivimos con perspectiva de un niño que quiere jugar y divertirse, que no comprende las complicaciones de la guerra ni de los adultos. Visualmente es complicado lograr que los espectadores se vean en el lugar de este personaje, pero se mantiene la esencia de lo que plantea Boyne.

La construcción de un guión es complicada, hay que rescatar la visión del autor, pero no se puede tener contenta a toda la audiencia. Es importante recordar que todos los guiones están basados en el libro nunca serán lo mismo. Para evitar este descontento, es necesario, como dice Gombrich respecto a las obras de arte “mirar un cuadro con ojos limpios” [2], ver cada película como una obra nueva, como si fuera la primera vez que tenemos un acercamiento a la historia. Cada una separada de la otra, como dos grandes obras que llevaron tiempos de creación diferentes.

_________________
[1] Asimov, Isaac (1989). «Círculo vicioso». Los robots. trad. Domingo Santos. Barcelona: Martínez Roca.
[2] Gombrich, E.H. (1950), La Historia del Arte, Nueva York, Phaidon Press.



Paulina Castañeda (Ciudad de México, 1991). 
Es comunicóloga audiovisual. Actualmente forma parte de una asociación civil dedicada a promover expresiones artísticas y desarrollo cultural.
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