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Televisión: reseñas y análisis

El camino recorrido

11/23/2015

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Por Carlos Tello de Meneses
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Imagen: Especial
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​Si tuvieras que elegir entre Dios y tu familia, ¿a quién elegirías? A Sam y Dean Winchester, los protagonistas de la serie Supernatural, se les ha hecho esta pregunta más de una vez y para ellos la respuesta siempre ha sido la misma: la familia. Sin embargo, esta respuesta no debe tomarse como un dilema existencial sino en toda su literalidad. Y es que en un Universo donde los ángeles y demonios son seres de carne y hueso, por así decirlo, ésta es una elección con severas consecuencias, no sólo para ellos sino para la humanidad.

Supernatural empezó de forma casi tímida. En sus inicios, era un programa sobre dos reporteros de lo paranormal viajando a través del país, una suerte de X-Files en la carretera; no obstante, Supernatural
 pronto se convirtió en otra cosa. La pareja de reporteros se transformaron en hermanos y la naturaleza narrativa de los episodios pasó de cerrados a una arco continuo. El cambio más importante se dio en un nivel más profundo, en el núcleo mismo de la serie, pues, la serie NO es sobre un par de hermanos cazando monstruos a través de las carreteras americanas, es sobre la familia y las elecciones que hacemos por ellos.

“Saving people, hunting things. The family business” (“Salvando gente, cazando cosas. El negocio familiar”) es una de las cosas que Dean le dice a su hermano muy temprano en la serie. Una especie de mantra que repiten para reafirmar el porqué han “escogido” esta vida. A pesar de que ambos saben, en el fondo, que no han escogido nada. En uno de las mejores capítulos de la serie (Temporada 2, episodio 20), Dean está atrapado en una realidad diferente donde tiene una aparente vida perfecta. ¿El precio? Todas las personas que él, su padre y su hermano salvaron están muertas. Inseguro de qué hacer, Dean se pregunta, por primera vez, el por qué de esa vida. Se desnuda emocionalmente frente a la tumba de su padre y se cuestiona por qué tiene que ser él el héroe y por qué tienen que sacrificarlo todo por un montón de extraños. Ahí radica su debilidad más grande.

El conflicto en toda la serie radica en los límites que ambos hermanos están dispuestos a romper y de los sacrificios que quieren hacer para salvarse el uno al otro y a los demás. En sus mejores momentos la serie pone estos dos objetivos en polos opuestos y los obliga a tomar decisiones difíciles que dañan o refuerzan su relación.

Tanto Dean como Sam tienen huellas de dolor tan claras y profundas que han podido alimentar más de 10 años de historias. Y a pesar de que la serie, tal vez, debió haber acabado con el final de la quinta temporada, todavía cuenta con una vitalidad palpable que no parece tener fin próximo.

La serie no es perfecta y no es de las mejores series en televisión por la simple e implacable competencia de programas como Breaking Bad, Los Sopranos o The Wire. Sus defectos son claros: a veces los diálogos son demasiado conscientes de sí mismos (Whedonescos), varios capítulos independientes (sobre todo en los años posteriores) son olvidables y los twists a ciertas tramas y monstruos son o trillados o decepcionantes. Y, sin embargo, también hay capítulos en donde todo cuaja: los diálogos, los personajes y la trama se vuelven inolvidables y hacen que Supernatural logre sobresalir sobre el resto de los programas de género volviéndose a veces sublime por esa honestidad emocional arraigada a su núcleo.

Los capítulos como Devil's Trap, What Is and Should Never Be, Sacrifice, Abandon All Hope, Swan Song y Death's Door son pequeñas obras maestras de narrativa televisiva con las que Supernatural se ha ganado un merecido lugar junto al resto de las grandes series de su género como X-Files, Buffy, Twin Peaks y The Twilight Zone.




Carlos Tello de Meneses (Estado de México, 1989)
Es guionista, maestro y artista marcial. Fundador del Mamastrofismo. Crea universos fantásticos  y diseña batallas y peleas compulsivamente. Actualmente estudia el Curso de Guión Cinematográfico en el CCC.

@GurthrogSolrac
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