Por Gustavo Ambrosio Una vez un profesor nos dijo que, tarde o temprano, caemos en cuenta de la realidad en torno a nuestra capacidad o talento para hacer algo. Origen es destino, decía, y sólo muy pocos logran atravesar esa valla socio-cultural que los lleva a convertirse en leyendas. Para ello falta la pasión y la genialidad y, como diría Aldous Huxley (parafraseándolo, por supuesto): pocos son los ejemplos en la vida en que la inmortalidad es suficiente. No me voy a detener tanto en los detalles comerciales de la fastuosa obra para televisión que creó Ryan Murphy (American Horror Story) como en la rivalidad entre dos figuras mitológicas del cine de principios del siglo XX: Bette Davis y Joan Crawford, la cual se agravó a partir de la filmación de ¿Qué fue de Baby Jane? de Robert Aldrich. |