Plot Point - Revista
  • PORTADA
    • Textos de Portada
  • PERIPECIAS
  • ESCALETA
  • VOZ EN OFF
  • CONTINUARÁ
  • CORTE A
    • Contenidos multimedia
  • FICCIONES
  • ESPECIALES
    • 100 años Bergman
  • PLOT POINT TALKS
  • NOSOTROS
    • Directorio
    • Contacto
  • Blog

100 años de ​Ingmar Bergman

Ingmar Bergman y la literatura de imágenes

7/16/2018

0 Comments

 
Por Gustavo Ambrosio
Picture

A 100 años de su nacimiento, la importancia que tiene como cineasta es incontestable, pero su vigencia e influencia en el arte debe valorarse más allá de la pantalla. Su ruptura de los “formatos” establecidos a ciertas labores creativas y su disolución de las aparentes fronteras entre la literatura y el cine lo colocan como una de las figuras del arte más contemporáneas y pertinentes, sobre todo en relación al fin último de la creación.


​​Cuando Ingmar Bergman nació el 14 de julio de 1918 tuvo que ser bautizado de emergencia puesto que una gripe que padecía su madre lo puso en riesgo. Esta complicación se sumaba a la fractura emocional entre sus padres, un odio que el mismo Bergman aseguró sentir desde el vientre. Con todo ello, sobrevivió; inició una partida de ajedrez contra la muerte que terminaría hasta el 30 de julio de 2007.
​
Su adversaria en el tablero de la vida, un Dios silente, las relaciones filiales o de pareja y el derrumbe emocional, fueron los motivos que impregnaron sus más de 60 películas, desde su obra maestra Fanny y Alexander (1982), hasta Persona (1966) su filme más experimental. Aunque son Las mejores intenciones (Billie August, 1992), adaptación de la novela donde narra la azarosa vida de sus padres antes de que él naciera, y Juegos de verano (1951), que versa sobre la pérdida cruel de su primer amor, nos exponen de forma más transparente el origen del interés por esos temas. Debido a estas heridas tan profundas utilizó lo que tenía a su alcance para tener al menos un respiro existencial, la creación.

Hay una película que cohesiona todos los cuestionamientos en torno a esa vía de supervivencia del director de Gritos y susurros (1972). Se trata de Creadores de imágenes (2000), largometraje para televisión que cuestiona el valor de la ficción, el deber del autor con el lector/espectador, la honestidad y la mentira  artística, la intimidad del autor ante su obra. La división entre el cine y la literatura. Si Saraband fue el punto final de su obra, Creadores de imágenes es la última oración fílmica que construyó en vida.

Obra teatral del dramaturgo sueco Per Olov Enquis, uno de los mejores amigos de Bergman, narra cómo el famoso director de cine mudo Victor Sjöstrom (cuya última aparición en cine fue en Fresas salvajes) le muestra a Selma Lagerlöf, la primera mujer en ganar el Premio Nobel de Literatura, la adaptación que hizo de una de sus novelas, la famosa película silente La carreta fantasma.

Más allá de la relación Lageröf, Sjöstrom, Olov y Bergman en torno a las figuras paternas y maternas castrantes y/o abusivas, el asunto que hermana a todos estos personajes, reales o en la ficción, es que ninguno de ellos encontró otra forma de sobrevivir que crear imágenes, con la pluma o la cámara. Y de esto justamente se desprende la inquietud de Bergman, igual que Sjöstrom, de sentirse creadores menores.   Ellos usaban la cámara, mientras que Selma las palabras.

“Yo no me siento escritor. Me siento un hombre de teatro, de películas. A pesar de haber escrito toda mi vida porque escribí todos mis guiones e incluso he escrito guiones para otros, el hacer películas y hacer teatro me resulta más preciso que escribir porque tiene que ver con mis emociones y yo al público no podría dárselas directamente. Siempre es una tortura cuando escribo porque nunca encuentro las palabras adecuadas…Toda mi vida he pensado que los grandes escritores usan las palabras como un abrigo para sus emociones y a veces las palabras pueden ser muy enigmáticas. He luchado para comprenderles toda mi vida y cada vez que los leo el significado de sus textos cambia”.[1]

Esta entrevista que le hizo El País abre varias interrogantes. ¿Es la literatura una máscara y el cine una exposición más sincera de nuestras emociones? ¿Es Bergman sólo un director y no un literato? ¿Escribir para cine no es escribir? La respuesta la dan el propio Bergman y su adaptación a la obra de Olov. La intimidad de las emociones no existe para un creador, en tanto el dolor es universal. La imagen y la palabra lo contienen, por tanto, imagen y palabra son símiles en esencia. Ninguna es más sincera que la otra, ni una encubre más que la otra. Ambas nacen de la misma luz proyectada en la oscuridad.

La escena final en Creadores de imágenes donde Selma Lagerof pone la mano encima de la pantalla donde se proyecta la imagen de Victor Sjöstrom interpretando al alter ego de su padre es quizá el resumen perfecto del significado que tiene para Bergman la creación. Nos recuerda, a 100 años del nacimiento del cineasta, que el arte es una cadena de encuentros emocionales entre los creadores, sus traductores y los espectadores. Lisiados emocionales que buscan darse una mano para atravesar el oscuro camino de la vida y soportar el silencio de una divinidad que no responde a nuestras lágrimas.

Ingmar, como el protagonista tuerto de Jerusalén de Selma Lageröf, usa su ojo para conocerse a sí mismo, el mundo y el arte para concluir que el cine y la literatura son la misma cosa. Construcciones de imágenes para comunicarse entre las heridas abiertas en el alma.

Bergman es ejemplo de que la división arbitraria entre el cine y la literatura es obsoleta. Su fundido de estilos, estructuras y formatos dramáticos logra que sus piezas funcionen para cine, teatro, televisión o narrativa. Heredero directo de Ibsen y Strindberg, ha logrado que la teoría de teatro cinematográfico de André Bazine cobre relevancia. Debemos voltear hacia él para llegar a una creación mucho más abarcadora en su misión colectiva.

La partida de ajedrez contra la muerte culminó hace once años. El hombre que se refugió en la isla de Farö ganó la partida final. Su vida, obra y visión del mundo están más vivas que nunca.


[1] Juan Cruz, “Ingmar Bergman. Ser o no ser”, 
El País, disponible en: https://elpais.com/cultura/2007/07/30/actualidad/1185746403_850215.html
0 Comments



Leave a Reply.

    Author

    Write something about yourself. No need to be fancy, just an overview.

    Archives

    July 2018

    Categories

    All

    RSS Feed

Powered by Create your own unique website with customizable templates.
  • PORTADA
    • Textos de Portada
  • PERIPECIAS
  • ESCALETA
  • VOZ EN OFF
  • CONTINUARÁ
  • CORTE A
    • Contenidos multimedia
  • FICCIONES
  • ESPECIALES
    • 100 años Bergman
  • PLOT POINT TALKS
  • NOSOTROS
    • Directorio
    • Contacto
  • Blog